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La mujer y las musas

La mujer y las musas

Según la mitología griega, las musas eran hijas de Zeus y de Nmosine. Patronas de las artes y de las ciencias, desde siempre han inspirado a poetas y cantantes. La palabra «Música» procede de su nombre.

Cecilia, la patrona de la música, fue una noble romana casada contra su voluntad con Valerio, al que convenció para que respetara su virginidad y se convirtiera al cristianismo como ella. Al no retractarse de su fe, fue condenada a morir sofocada en su casa, pero por más que pusieron leña en el horno no murió. Ordenaron entonces su decapitación, tras tres intentos, el hacha no logro cortar su cabeza. Dicen que fue declarada patrona de la música por error, durante su martirio, su voz, que cantaba alabanzas al Señor junto a los instrumentos de tortura, fue confundida con instrumentos musicales.

Aunque la patrona de la música fuera una mujer, a las mujeres, durante siglos, se les prohibió componer, tocar el violín e incluso cantar en las iglesias. El papa Inocencio XI declaró que la música era totalmente dañina para la modestia que corresponde al sexo femenino. Siglo tras siglo se logró excluir a las mujeres de la composición musical, pero a pesar de ello, la primera obra musical que se conserva firmada, lo fue por una mujer, Hildegard de Bingen, abadesa de un monasterio alemán. Ella ha logrado aparecer como autora de sus obras gracias a que supervisó personalmente la copia de todos sus manuscritos. Tan audaz y obstinado empeño nos permite escuchar su música hoy.

Han sido muchas las mujeres con talento musical que no han podido desarrollarlo. Nannerl Mozart, por ejemplo, quiso estudiar música pero su padre le espetó que para aprender música se deben conocer los secretos de la armonía y el contrapunto, aspectos inaccesibles a las mujeres. Era una intérprete con tanto talento musical como su hermano W. A. Mozart. Desgraciadamente al cumplir los 18 años se le prohibió dedicarse a la música, al alcanzar edad para contraer matrimonio. También Fanny Mendelsshon, de la que su hermano Felix decía que era mejor música que él, aunque su padre y su abuelo opinaban que el saber moderado sienta bien a una dama, pero la erudición no. Curiosamente todavía en la actualidad se siguen descubriendo obras escritas por Fanny Mendelsshon que fueron atribuidas a su famoso hermano Félix Mendelsshon. O Clara Schumann, otra mujer con gran talento musical, que a los 9 años ya había debutado como virtuosa del piano llegando a ser la pianista más famosa de su época. Se casó con Robert Schumann, y desde entonces ya no compuso nada, limitándose a ser fuente de inspiración de su marido.

En realidad hasta el siglo XIX el papel de la mujer en la música se ha centrado exclusivamente en la interpretación, alejadas, al menos oficialmente, de la composición musical. Afortunadamente esa situación está cambiando. En nuestra Comunidad, sin ir más lejos, destacan figuras como Matilde Salvador, compositora y pintora, autora de dos óperas, «La filla del Rei Barbut» y «Vinatea», estrenada en el Liceo de Barcelona, o Ángeles López Artiga, compositora, cantante, pianista y pedagoga, quien estrenó su ópera «El adiós de Elsa», en Broadway, interpretando ella misma el papel de Elsa. Ambas son un magnífico ejemplo de que la mujer y las musas nunca estuvieron reñidas.

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