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Luis de Santángel, escribano de ración

Luis de Santángel, escribano de ración

Luís de Santángel nació en Valencia a finales del siglo XV en el seno de una familia de judíos conversos procedentes de Calatayud. Llegó a ser consejero de Fernando II de Aragón, quien lo nombró alcalde de la Ceca de la Moneda de Valencia. Importante cargo en la institución creada por el rey Jaume I cuando inició la acuñación de monedas en Valencia y concedió privilegios especiales a los monederos, funcionarios reales que trabajaban en la Ceca (con el triunfo de los Borbones en la guerra de la Sucesión, Felipe V puso fin al privilegio de los valencianos de acuñar su moneda propia en la Ceca del Valencia, institución de la que no queda ningún vestigio). Fue nombrado también escribano de ración, cargo cuya función principal en la corte era la financiera: prestar dinero al monarca, que éste después le devolvería con cargo a diversas rentas.

Con el paso del tiempo se ha sabido que la contribución de un valenciano al descubrimiento de América resultó ser decisiva. Cristóbal Colón había presentado ya su proyecto al rey Juan II de Portugal, pero fracasó en su intento al ser considerado excesivamente costoso. Lo presentó de nuevo a los Reyes Católicos, quienes también encontraron muy cara la expedición que pretendía Colón. Finalmente, cuando ya estaba decidido a ofrecer su proyecto al monarca francés, la intervención de Luís de Santángel logró cambiar el curso de las negociaciones, convenció a los reyes de que la expedición de Colón podía resultar muy rentable para los intereses de la Corona, y aportó él mismo el capital que debían cubrir los monarcas.

Con relativa frecuencia conocemos determinados hechos históricos de manera inexacta, pero a fuerza de ser repetidos logran parecer verídicos. Durante tiempo nos han contado que la financiación de la expedición de Cristóbal Colón había sido financiada gracias a la generosidad de la reina Isabel la Católica , de ella se dijo que tuvo que empeñar sus joyas para sufragar la expedición del descubrimiento del Nuevo Mundo.

El propio Hernando Colón, hijo del famoso navegante, en la biografía que hizo de su padre, contó que fue la reina la que empeñó sus alhajas, ese supuesto gesto de la reina gustó tanto a fray Bartolomé de las Casas que también lo recogió en sus escritos. Era cierto que la reina poseía preciosas joyas, pinturas de incalculable valor y hermosos tapices tejidos con hilos de plata, oro y seda: una importante colección que había ido reuniendo con paciencia. Lo cierto es que esas joyas, en realidad, hacía tiempo que ya las tenía empeñadas a los Jurados de Valencia, como garantía de un préstamo con el que se financió la conquista de Granada. Una guerra que duró diez años, y que acabó con el último reducto islámico, poniendo así fin al proceso de la Reconquista.

Luís de Santángel fue un personaje no tan poderoso como para despertar recelos que provocaran su caída, ni tan oscuro como para pasar desapercibido.

El propio Fernando el Católico lo protegió frente a la Inquisición. Llegó a obtener un privilegio excepcional: los estatutos de limpieza de sangre, gracias a ellos, ni él, ni sus descendientes, podrían ser llevados a los Tribunales del Santo Oficio. Así fue como en recompensa por los servicios prestados a la Corona, logró librarse de la Santa Inquisición.

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