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Entrevista

María Oliver: "Valencia ha cambiado y las asociaciones tienen que entenderlo"

Oliver anuncia que habrá dos convocatorias anuales y concesiones de locales municipales de cuatro años

La concejala de Patrimonio, María Oliver. germán caballero

Esta arquitecta valenciana se ha propuesto sacudir la gestión del patrimonio municipal. Un trabajo «costoso», tal como ella reconoce, y que además incluye un reto: obligar a la ciudadanía a entenderse. María Oliver (En Comú) avanza las medidas que implementará el próximo mes con el objetivo de recuperar la gestión de las concesiones municipales, un terreno «inmóvil» desde hace décadas.

¿En qué va a consistir el rescate de las concesiones?

Va a haber una primera convocatoria en mayo, donde vamos a abrir el concurso de aquellos locales municipales que actualmente estén vacíos. En esta convocatoria únicamente se darán locales a los servicios que necesite ofrecer el propio ayuntamiento. Con ello, intentamos reducir el 1,5 millones de euros que paga el consistorio para prestar servicios relacionados con el bienestar social o la tesorería. La totalidad de locales de titularidad pública que no hayan sido dados en forma de concesión en mayo, se ofrecerán en otra convocatoria en otoño. A esta podrá presentarse cualquier asociación de la ciudad.

¿Nada va a ser como antes en la gestión de las concesiones?

Tiene que regularse más y mejor. De hecho, habrán dos convocatorias cada año, en las que se darán concesiones por un máximo de cuatro años, aunque con excepciones. Aquellas asociaciones que hagan una inversión en el local, tendrán derecho a una concesión más duradera. Además, pensamos identificar con una placa aquellos locales que sean municipales, así como aquellos colectivos que los ocupen. De este modo, cada vez que haya una anomalía, el ciudadano lo identificará. En las bases que estamos redactando, hemos dejado claro que el consistorio tendrá preferencia de acceso a los inmuebles, y contará con una concesión hasta que cubra con el objetivo de su actividad. Compartir será un requisito que e tendrá muy en cuenta en el concurso, ya que queremos optimizar el uso de los locales.

¿Cómo se encontraron la gestión de las concesiones a su llegada al consistorio?

Nos vimos con centenares de solicitudes para poder acceder a nuestro patrimonio, y sin ningún margen de maniobra para poder dar más concesiones, ya que actualmente sólo hay 5 o 6 locales vacíos en toda la ciudad. Además, los datos sobre las concesiones no están actualizados. De hecho, hay espacios donde no opera la asociación a la cual se le hizo la concesión.

¿Cómo explica que según sus documentos la sede del Altar del Carme se ubique en la calle Alta nº51, donde actualmente opera la AVV Amics del Carme?

Evidencia el descontrol que ha habido en el anterior equipo de gobierno respecto a esta gestión. El consistorio debería dar la voz de alarma en cuanto se comete una irregularidad como esta. Cuando el consistorio deja que una asociación esté en un local ad infinitum sin exigirle nada, se crean relaciones clientelares que impiden que la ciudadanía se mueva.

¿Cree que ha habido colectivos y vecinos privilegiados?

Está demostrado que ha habido agravios comparativos entre las asociaciones de la ciudad. La pregunta que nos llega de la gente es: ¿Por qué él sí y yo no?

¿Los altares vicentinos, la Junta Central Vicentina, Amigos del Corpus o los casales falleros han sido algunos de estos colectivos privilegiados?

Es la concejalía de Cultura Festiva la que tiene que decidir ahora quien está haciendo una buena labor social y cultural para el barrio, y quién está utilizando el local como discoteca. Sabemos que sólo unas 10 fallas cuentan con concesiones. Hay algunas que sabemos que estan muy vinculadas al barrio y organizan eventos culturales y sociales, pero hay otras que no. Son las que se cierran a la ciudadanía.

Algunos colectivos podrían sentirse enfrentadas por estas medidas...

La gente, al principio, se asusta y se resiste a los cambios, pero no es una cuestión de echar a la calle a nadie, sino de que somos mucho y tenemos muy poco. Al final todo se reduce a aceptar que Valencia ha cambiado, que es mucho más abierta y plural, y las asociaciones tienen que entenderlo. Me encantaría que colectivos tradicionales pudieran compartir espacios con otros diferentes, incluso de otras nacionalidades. Se crearían sinergias muy enriquecedoras. Compartir es únicamente cuadrar el horario entre asociaciones. Esto servirá incluso para limar asperezas entre colectivos del mismo barrio.

¿Qué va a pasar con los refugios que ostenta la falla Ripalda Sogueros?

Esta comisión fallera lleva mucho tiempo en este enclave patrimonial que hay que recuperar. Existe un proyecto en marcha para los refugios de la ciudad con el objetivo de ponerlos en valor. Ripalda Sogueros podrá presentarse a la convocatoria de otoño para acceder a otro local.

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