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A vueltas con la libertad de horarios

Esta semana hemos conocido la decisión de los propietarios de los comercios de Nuevo Centro de acudir a la vía judicial para poder abrir los domingos y festivos. Se suman así a la decisión ya tomada por los empresarios propietarios de los comercios ubicados en el complejo Arena. Ambos centros comerciales quedaron fuera de la decisión del Equipo de Gobierno municipal de permitir abrir en festivos y domingos a aquellos centros que quedaron dentro de la pomposamente denominada Zona de Gran Afluencia Turística.

Se da el caso de que los comercios ubicados en los centros comerciales denunciantes han podido abrir desde 2013 sin ningún tipo de restricciones ni limites. Una vez el Gobierno municipal les ha decidido excluir de esa libertad de horarios, l@s propietari@s de estos centros pasan a la ofensiva judicial. Para hacerlo, no ponen en primer plano la realidad de una discriminación respecto a otros centros comerciales que sí que pueden abrir sin límites, sino que intentan conmover con el argumento de que se van a perder centenares de puestos de trabajo.

A lo largo de la historia, desde que se inició el capitalismo, esta preocupación por el mantenimiento o creación de trabajo, sólo ha aparecido cuando el movimiento obrero ha planteado alguna reivindicación en la que se mejoraran las condiciones de vida de la clase trabajadora. Es entonces cuando aquell@s a los que no les tiembla el pulso para bajar salarios, abusar con horarios interminables o despedir de la manera más barata y rápida posible, muestran su preocupación por cual será del futuro de l@s trabajador@s si pierden su empleo. Así ha sido desde finales del siglo XIX, cuando se inició la reivindicación de la jornada de 8 horas, hasta ahora, con la restricción a la apertura indiscriminada de comercios, sin respetar domingos ni festivos.

En el fondo, esta reacción empresarial es lógica y comprensible, ya que se sienten marginados de la tasa de beneficio que el acuerdo municipal sí que permite obtener a aquellos otros centros comerciales que sí que van a poder abrir sin restricción alguna. Pero lo que es inadmisible es que al final de esta polémica sólo vaya a salir perdiendo el trabajador o trabajadora al que se le planteará el chantaje de siempre: trabajar sin que se tengan en cuenta sus derechos o a la calle.

Por eso, no es de recibo el acuerdo al que se llegó el pasado mes de enero en el que el consistorio permitía abrir a dos grandes zonas, comprendidas en la calle Colón y la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. De aquellos polvos estos lodos, y como víctimas habituales l@s trabajador@s y el pequeño comercio de barrio.

La solución está en mano del Equipo de Gobierno y pasa por recuperar la promesa hecha a los sindicatos, que suponía el cierre total en domingos y festivos, evitando así no solo la competencia entre empresarios agraviados, sino recuperando de una vez, tanto los derechos perdidos de los trabajadores del comercio, como esos hábitos de vida mediterránea manidos gratuitamente tantas veces.

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