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Valencia en el mapa

Valencia en el mapa

Felipe II durante su estancia en Flandes contactó con Anthonie van den Wijngaerde, pintor nacido en Amberes en 1520. Lo nombró su pintor de cámara y le encargó decorar los palacios El Pardo y El Alcázar de Madrid. Se le conoció popularmente como Antonio de las Viñas o Antón de Bruselas. El dibujante y paisajista flamenco realizó por encargo del monarca sesenta y dos vistas de varias ciudades españolas. Entre ellas las vistas valencianas que realizó en 1563. En opinión de Vicenç Rosselló constituyen la más sensacional aportación a nuestra iconografía geográfica y arquitectónica. Su tarea principal acabaría siendo un inventario gráfico de las grandes ciudades españolas, concretamente de la Corona de Aragón.

En el siglo XVI València debía superar los 60.000 habitantes, era una gran ciudad, la primera de la Corona de Aragón. Poseía una característica imagen como muestran estos magníficos trabajos, realizados a plumilla y coloreados con acuarelas. Era la ciudad de los puentes, con sus pretiles, resultado de la labor desarrollada por la secular Fàbrica de Murs i Valls y de la Fàbrica Nova del Riu. También las murallas de la ciudad creaban una interesante dicotomía: intramuros-extramuros, llena de connotaciones sociales, culturales, incluso fiscales.

Nada escapó a la mirada atenta del pintor flamenco que describe con minuciosidad una ciudad hermosa. Sus trabajos son magníficas obras de arte y documentos de gran valor que por desgracia no los podemos contemplar en nuestra ciudad. La mayoría se conservan en el Victoria & Albert Museum de Londres, en la Biblioteca Nacional de Viena y en el Ashmolean Museum de Oxford.

Anthonie van den Wyngaerde describe una ciudad con doce puertas y portales a través de los que se accedía al espacio intramuros. Una muralla que permanecería en pie hasta 1865. La Puerta de Serranos, acceso principal de la ciudad junto con la Puerta de Quart, son la únicas que se conservan- también la Puerta del Mar, réplica de la Puerta del Real que estaba situada frente al Palacio Real, situado al otro lado del río. Dibujó plazas entre las que destacan la del Mercado, centro cívico y comercial, en cuyo centro dibuja el patíbulo -el fosar del mercat-, y también la de los Predicadores (hoy plaza de Tetuán).

Se detuvo a dibujar con detalle «la pobla de les fembres pecadrius», el famoso burdel rodeado de un muro, con su portal de entrada, en el interior del recinto dibujó diversas casitas rodeadas por jardines o huertos. Curiosamente éste lugar lo mencionan todos los viajeros que visitan València en esa época. Estaba situado entre las actuales calles de Na Jordana, Beneficiencia y la Corona. Y junto al famoso burdel, dibuja la ciudad conventual, la que tan magistralmente representa Anthonie van den Wijngaerde, en la que destacan el convento de Santo Domingo, el Camen, Santa Catalina, San Francesc, San Agustín o el de la Puridad.

Ahora que escuchamos declarar a los anteriores dirigentes de la Comunitat que todo lo hicieron para poner a València en el mapa, enredados como están en innumerables casos de despilfarro y corrupción, no podemos evitar pensar que València estuvo en el mapa hace siglos. Como nos tan bien muestra el pintor Wyngaerde, quién pintó las vistas de la que era una de las ciudades más importantes de la Europa de los siglos XV y XVI.

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