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Entre acequias

"No se puede salvar todo el patrimonio de l´Horta"

El arquitecto Miguel del Rey asegura que para conservar la arquitectura rural es necesario un cambio en la ley de Patrimonio porque ahora «no se puede tocar nada»

"No se puede salvar todo el patrimonio de l´Horta"

El arquitecto valenciano, Miguel del Rey, experto en patrimonio rural y autor del catálogo de bienes patrimoniales del Plan de Acción de la Huerta (PAT), asegura que la situación de ruina de la mayoría de alquerías, barracas y molinos que él inventarió en 2010 lejos de mejorar ha empeorado en los últimos seis años, especialmente en Valencia. Es en el «cap i casal» donde, por una cuestión de superficie, hay mayor proporción de elementos patrimoniales „cerca de un centenar„, algunos de gran valor como la alquería dels Moros, la de Brosquil o el Rocatí incluidos como elementos a conservar con carácter prioritario en el PAT, ahora en proceso de revisión por parte de la Conselleria de Viviendas y Obras Públicas.

Del Rey advierte de que conservar todos los elementos patrimoniales inventariados, cerca de mil, de los cuales se han catalogado 573, es inasumible. «No podemos conservarlo todo», recalcó Miguel del Rey quien asegura que hay que «elegir lo más importantes» bien por su historia bien como referente arquitectónico de una determinada época o como referente del paisaje cultural. «Luego hay que ver quien lo gestiona, el dueño o la administración, y qué ayudas se van a dar para rehabilitar».

Anexos y ampliaciones

En este sentido, el experto destacó que para salvar las alquerías y barracas «deben hacerse rentables» y para ello es necesario cambiar la actual ley de Patrimonio Cultural porque en estos momentos «no deja tocar nada y si lo hace no permite nuevos usos». El arquitecto valoró la posibilidad que propone el PAT de dar nuevos usos terciarios «controlados» al patrimonio de la huerta, como alojamientos rurales y restaurantes, si bien destacó que «no todo cabe» porque adaptar determinado patrimonio a un uso moderno puede acabar desvirtuándolo por el exceso de condicionantes. «Si pones una guardería en una alquería tienes que construir rampas y salidas de emergencia y ajustarte a una normativa de seguridad muy exigente que puede acabar desvirtuando el edificio».

Para reconvertir las alquerías y barracas de l´Horta en casas rurales sería conveniente facilitar a nivel normativo la creación de anexos que permitan ampliar la superficie para hacer habitaciones. «No hay que ser cicateros», destacó del Rey a la hora de facilitar nuevos usos a elementos como las cuadras o pajares.

En esta línea el PAT propone recuperar y destinar a uso turístico y cultural edificios como las alquerías del Magistre, en Alboraia, la del Rocatí, el Brosquil, en Valencia, así como la ermita de Vera, la alquería del Xato, «l´hort de Lis» y la casa de la Sirena, en Alfara del Patriarca.

Del Rey destacó al respecto que convendría estudiar el catálogo, revisarlo, y comprobar qué edificios tienen posibilidad de ampliarse y elaborar un listado de usos. En la huerta «no se puede actuar con criterios generales», sino estudiar caso a caso, destacó el experto.

Miguel del Rey asegura que «cuando se protege algo porque tiene valor hay que dotarlo de presupuesto». «Tenemos que conservar lo que podamos mantener», remachó el arquitecto, quien explicó que durante la elaboración del catálogo de bienes de naturaleza rural de Valencia, realizado por encargo del ayuntamiento dentro de la revisión del PGOU de los más de 560 elementos registrados «tuvimos que eliminar más de 200 porque no tenían valor o porque ni siquiera existían ya».

Del Rey aludió las que se están llevando a cabo en Jalón, en La Marina, donde se están llevando a cabo muchos proyectos de restauración del patrimonio histórico y de recuperación del paisaje rural y agrario.

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