Las viviendas de origen medieval anexas al Real Monasterio de la Trinidad de Valencia, restauradas en el año 2000 y compradas por la familia Lladró, están a la venta. Los balcones de estas viviendas, en las que funcionó durante uno años un despacho de arquitectura, exhiben desde hace unos días los carteles de la inmobiliaria valenciana Rimontgo, especializada en el sector de viviendas de lujo en Valencia y la Costa Blanca y afiliada a la división inmobiliaria de la conocida casa de subastas Christie's.
El conjunto de viviendas, deshabitadas desde hace tiempo, tiene el máximo grado de protección patrimonial. Las casas en venta cuentan con una superficie de 746 m2 repartidos en dos plantas y constan de cuatro puertas registrales, por lo que su interior „en la actualidad un espacio diáfano acorde a su uso anterior como despacho de arquitectura„ se podría transformar en dos viviendas tipo dúplex de 350 m2. El interior del edificio conserva los suelos tradicionales así como la estructura original de vigas vistas de madera y arcos en techos.
Además, cuenta con vistas privilegiadas al patio del monasterio y al Jardín Turia y las Torres de Serrano. Se encuentra además en un entorno privilegiado a corta distancia del Museo San Pío V, los Jardines de Viveros o el barrio del Carmen.
Las viviendas que ahora están en venta formaron parte en su día del conjunto monástico de la Trinidad. La Conselleria de Cultura impulsó cuando corría el año 1988 un plan de reforma urbana para regenerar y dinamizar el entorno del convento. Parte de las viviendas fueron derribadas, argumentando que no eran originales del conjunto, y dieron paso a una moderna promoción de viviendas.
Intenso tráfico en la zona
Sin embargo, la anunciada regeneración del convento y su entorno, en el que se incluye el Museo San Pío V, no ha llegado. La restricción de usos „el planeamiento solo admite el dotacional y residencial„, la inaccesibilidad de la zona por el intenso tráfico que soportan las marginales del río y los contenciosos vecinales han impedido que cuajaran nuevas actividades y negocios en la zona. El convento está en la actualidad deshabitado después de que el Vaticano ordenase el traslado de las pocas monjas de clarisas de clausura que quedaban. Recientemente se ha retomado el servicio de visitas guiadas, a las que el Arzobispado se ha mostrado reticente.
