El monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles, con su iglesia, forma uno de los conjuntos históricos de mayor entidad de Russafa. Fundado en 1661, fue recientemente rehabilitado por los frailes franciscanos, que recuperar el lustre perdido de este emblemático edificio. Muy cerca, en la calle del Poeta Al-Russafí, una de las manzanas más degradadas del barrio continúa sin solución, lo que ha convertido esta trama que se remonta a tiempos de los árabes, en un lugar desangelado que sirve de aparcamiento para decenas de vehículos.
Tanto el convento como la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles guardan un gran pedazo de la historia de la ciudad. En aquel lugar una placa recuerda que en 1238, Jaume I instaló su campamento en Russafa para sitiar la ciudad de Valencia. El 29 de septiembre de aquel año el rey Zayán se rendía, permitiendo el 9 de octubre la entrada triunfal a la ciudad del Conqueridor.
Siglos después, en 1661, comenzaba en el mismo lugar la construcción del convento. Es una edificación en forma de cuadrilátero irregular que abraza el templo, con fachada exterior de ladrillo visto y vanos con frontón partido barroco y remates de bolas y pirámides. La iglesia se conserva casi intacta, y es uno de los edificios religiosos mejor conservados y más desconocidos de Valencia. El monasterio fue rehabilitado en 2006 y luce espléndido.
Mientras, la manzana de edificios que forman las calles Al-Russafí, Tomassos y Maestro Aguilar es una de las mayores vergüenzas del barrio. Completamente degradada y convertida en un aparcamiento en su interior, se encuentra paralizada después de que Conselleria considerara que en este Plan de Actuación Integrada había que conservar el camino histórico de Al-Russafí, de tiempos árabes. Un error del que no se percataron en el anterior planeamiento y que obligará a reformular la ordenación de este espacio deteriorado.
