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Los ángeles no se discuten

Los ángeles no se discuten

De nuevo se habla de la plaza de la Reina. Periódicamente proyectos de remodelación de éste espacio tan emblemático salen a la luz, aunque hasta la fecha al menos, siempre vuelven al cajón del que salieron. En la actualidad, se trata de un proyecto ganador en 1999 del concurso organizado por el Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana, obra de Miguel del Rey, Santamaría, Mago y Gallud. En esencia plantea modificar los acceso al aparcamiento subterráneo para hacerlos más directos, destacar los restos arqueológicos de la primera muralla de Valencia, la romana, y recuperar el espacio para uso y disfrute de la ciudadanía.

Durante la desamortización de Mendizábal se derribaron varios conventos en la ciudad para destinarlos a diferentes usos, el convento del Carmen fue centro de enseñanza, el de Santo Domingo para usos militares y el de San Agustín fue centro penitenciario, y el antiguo monasterio de Santa Tecla y San José, ubicado en la actual calle del Mar y alrededores, fue derribado para originar el espacio que hoy ocupa ésta plaza, que anteriormente se llamó plaza de Santa Catalina u Horno de la Ceca, y que desde el de enero de 1878 se dedicó a la Reina María de las Mercedes de Orleans, esposa de Alfonso XII.

Alfonso XII contrajo matrimonio con su prima María de las Mercedes de Orleans, hija de la hermana de la reina Isabel II y del Conde de Montpensier. El suyo fue un matrimonio por amor, hecho insólito entre las bodas reales siempre motivadas casi única y exclusivamente por intereses de la corona. Se casaron como lo hacen los pobres, enamorados, decía la gente corriente. María de las Mercedes tenía 17 años, Alfonso dos más. El día del enlace ella partió en tren desde el palacio de Aranjuez, vestida de encaje de Alensón, lucía una hermosa diadema de perlas y brillantes, y calzaba zapato plano para no ser más alta que el rey. Madrid se vistió de gala. La reina Isabel estaba tan enojada que no asistió a la boda de su propio hijo. Pero a la novia la felicidad le duró poco, su reinado fue el más breve desde la época de los Reyes Católicos. A los cinco meses de la boda, la reina enfermó y murió. Las causas de su muerte siempre han estado escondidas tras un misterioso relato teñido de romanticismo y de excusas médicas. «España viste de duelo/ y el rey no tiene consuelo/¡María de las Mercedes!», cantaba la famosa copla. Hasta aquí el relato romántico que conmovió a España. Del rey se sabía también que ía una amante, se llamaba Elena Sanz Martínez de Arizala, una contralto nacida en Castellón. Fue la reina Isabel quien presentó la diva al príncipe, sin duda debió de pensar que le ayudaría a hacerse hombre. Mantuvieron una relación estable de la que nacieron dos hijos. Fijaron su residencia oficial era el palacio segoviano de Riofrío. La oposición de la reina Isabel II a éste matrimonio tanto escándalo armó que el asunto llegó hasta el parlamento donde se cuenta que el liberal Sagasta para zanjar el tema declaró: «La infanta doña Mercedes está fuera de discusión, los ángeles no se discuten». Sin duda eran otros tiempos. Hoy no hay ángeles en las monarquías, y si los hubiera, se les discutiría, como a todo lo demás.

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