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Divagaciones

El día después

El día después

Por culpa tantos whatshapps recibidos, he soñado que Mariano Rajoy y Rita Barberá corrían por la Alameda con camisetas y pantalones azules de deporte. En un helicóptero divisé a Franco sonriente que les seguía. En el Palau de la Música Monseñor Cañizares les esperaba con una copa de oro; detrás, Jorge Fernández Díaz vestido de escudero le escoltaba. Me pareció escuchar la versión merengue del himno de la campaña del PP que Jorge Moragas dirigía€Los sueños, a veces, se entrometen en la vida y un cansancio enorme me ha invadido, cansancio y aburrimiento de urnas: sobres blancos y marrones que incomprensiblemente han estabilizado la corrupción.He seguido pensando€ Pobre Pablo Manuel Iglesias él, enviado de los dioses, se veía como caudillo salvador de nuestro país y quiso rodearse de partidos para sumar y sumar€Las grandes ambiciones son peligrosa: enredan y confunden. Ha jugado todas las cartas ideológicas y su idea de constituir un bloque de izquierdas ha inquietado y generado un cierto rechazo entre sus electores y, a pesar, de él mismo, los ha empujado hacia el PSOE o hacia la abstención.El PSOE ha sufrido un retroceso. Algunos militantes se lo han puesto difícil a Pedro Sánchez. Hace unos días escuché a Juan Antonio Belloch, criticar al candidato y compararlo con la Presidenta de Andalucía Susana Díaz; no he entendido nada; cada uno puede tener su opinión, pero en plena campaña, me parece, falta de visión política.En estos momentos Podemos no puede reclamar, ni liderar la social democracia como Pablo Manuel pretendía. El PSOE, sigue siendo el líder de la izquierda europea, se ciñe al reformismo constitucional. El «sorpasso» ha sido el mayor fracaso de Pablo Manuel.Las encuestas, ¡ay! que poco fiables, casi parecen españolas€ han confundió al electorado, sembrado el miedo que ha hecho que los votos de ciudadanos hayan huido al PP o también a la abstención.El líder de izquierda Unida ha quedado, desde el principio difuminado; el querer apostar por escaños, lleva a unirse a complejos compañeros de viaje. Ya lo advirtió Llamazares, político que respeto y admiro por su congruencia. Me sumo a las palabras de Iñaki Gabilondo: «debe estar contento Mariano Rajoy, pero desde luego está claro que sale reforzada esta política chiquitita, pequeña, la política de las precariedades, la política de la pequeña contabilidad». Todos los miedos, añadiendo el «brexit» han llevado a la búsqueda de una falsa estabilidad que abriga prepotencia y corrupción. En nuestro País nadie dimite y el comportamiento indigno de la política ha realizado que la candidatura que encabezaba el Ministro del Interior haya ganado un escaño. Es como si se viviera al margen de toda estabilidad ética.Está por ver la actuación de Albert Rivera, si se mantiene firme a su idea de no unirse al PP mientras Mariano Rajoy sea presidente€ La política es como una caja de sorpresas donde se introducen descalabros que se apoyan en el miedo, la ignorancia, y el dinero€ y Así está nuestra Europa de las Regiones que, tanto nos esperanzaba, convertida en un surrealismo incontrolable, donde la extrema derecha quiere imitar a los británicos por miedo al «asalto» de los afligidos refugiados. La falta de generosidad corroe el mundo, un mundo traidor que no conoce el amor.

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