Por fin, hace unos días conocimos el Proyecto para que en la antigua Fe de Campanar se vuelva a respetar la voluntad de los donantes de los terrenos y de la ciudadanía, es decir, seguir recibiendo allí los servicios sanitarios para los que aquellas familias se desprendieron de unos terrenos que hoy valdrían un Potosí.

Un proyecto que tiene todos los visos de ser una apuesta arriesgada por innovadora; diré en primer lugar que con todo lo previsto evitaremos la gran mayoría de viajes a la otra punta de la ciudad para recibir cuidados y servicios que pueden dispensarse en Campanar. Cuando vamos a un hospital, la gran mayoría de las veces no es a encamarnos sino para recibir una Sanidad de choque porque nos duele algo o tenemos una urgencia; con ese nuevo edificio y unas Urgencias dimensionadas y dotadas racionalmente, todo funcionando las 24h, me atrevería a asegurar que el 70 u 80% de esos viajes ya no serán necesarios.

Volveremos a tener un área infantil; vuelve la rehabilitación y toda una serie de áreas para la 3ª Edad, la gran novedad de la Salud Mental, un Centro de Especialidades con cirugía, Hospital de Crónicos, Hospital de adultos,ambulatorio, Salud de la Mujer? es decir, toda una serie de prestaciones mas espacios para las asociaciones de pacientes que hacen de este nuevo centro sanitario de los pioneros de Europa en una nueva concepción de la prestación sanitaria.

El segundo objetivo es que antes de derribar nada se comienza construyendo, es decir, un hecho consumado en positivo para que quienes siempre quisieron derribar La Fe no lo tengan tan fácil. Primero, las Urgencias, y mientras, el nuevo edificio que albergará todo el Proyecto en la gran explanada del helipuerto a la cafetería?Cuando todo esté ya construido, comenzarán con los antiguos edificios, pero entonces ya tendremos operativo el servicio que pedimos durante cuatro años y 45 manifestaciones sin que nadie nos escuchase.

Me alegro en primer lugar por el puñado de gente mayor, ejemplo de tenacidad en la defensa de sus derechos. Alguna de esas personas dejaban escapar una lagrimilla a medida que la consellera Carmen Montón desgranaba su proyecto... Me alegro por todos esos que se reían de nosotros, birra en mano desde los bares de las esquinas; «no vais a lograr ná», nos repetían. Ellos también acabarán necesitando de las instalaciones y servicios que lograron esas humildes personas y un Gobierno nuevo al que seguramente los de la birra nunca votaron, un Gobierno que nos escucha y abre a la participación: los vecinos seremos Jurado; contamos en el proyecto y vamos a luchar para que se haga realidad con las mejoras que podamos conseguir entre todos.

Y todo ello a la sombra del mejor Ministro de Sanidad que hemos tenido, introductor de los grandes cambios que hicieron de la Sanidad Pública española puntera en Europa: Ernest Lluch, también víctima del odio.

A su sombra acaba la pesadilla. Que nadie nos mate la esperanza.