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Un montón de maderas o una pieza de museo

Clotxinera de 80 años al vertedero

El ayuntamiento de Alboraya multa a una comisión de falla de Valencia y manda al ecoparque un armazón de madera abandonado en un polígono

Aspecto de la «clotxinera» hace unos años, cuando permanecía abandonada junto a una nave industrial. levante-emv

El ayuntamiento de Alboraya ha impuesto una multa a la comisión fallera de Malvarrosa-Antonio Ponz-Cavite, a la que trata de localizar, por «arrojar basura o residuos en la vía pública» en calles de su término municipal. Pero no se trata de un residuo cualquiera, sino de una monumental «clotxinera» que plantaron en medio de la calle en el año 2007 y que fue abandonada tras ser ofrecida sin éxito como material cultural.

Así languideció durante ocho años en una calle del polígono industrial de la Patacona, hasta que el consistorio la retiró, la tiró a un ecoparque y ahora trata de localizar a la comisión para comunicarle la sanción por vertido no autorizado. Según fuentes del ayuntamiento, responsabilizaron a la comisión después de una investigación policial. Lo más curioso es que, finalmente, el objeto en cuestión fue tratado como lo que es: un esqueleto de madera y no por lo que puede ser: una pieza representativa y autóctona de una técnica de pesca propia de las costas valencianas.

Para entender mejor la historia, hay que remontarse al año 2007. La comisión participó y ganó el concurso de calles adornadas con una exposición monográfica dedicada a la clótxina valenciana. El elemento principal era este vivero, que se plantó en medio de la calle. El proyecto contó con la colaboración de la Fundació Jaume II y la Asociació de Clotxiners de València. Incluía fotografías antiguas, audiovisuales y un recorrido por el proceso de cultivo de estos animales.

Fue uno de los grandes atractivos de las fiestas de aquel año, pero el elemento principal era el casco del barco que, según explicaron entonces, había sido sacado del fondo del mar y rehabilitado para este menester. No fueron pocas las autoridades que acudieron a verla.

Ya en aquel momento el presidente de la comisión, José Candela, mostraba su esperanza de que la clotxinera fuera aprovechada posteriormente por alguna institución e incluso apuntaba la posibilidad de que fuera el elemento central de una rotonda (a imagen y semejanza, por ejemplo, del secadero de cebollas que recibe a los automovilistas que van de San Marcelino a Benetússer). Pero acabaron las fiestas y la batea fue trasladada con una grúa a una zona abandonada del polígono, situado a varios cientos de metros de la demarcación.

El espectacular armatoste (50 toneladas de peso, 20 metros de eslora y cuatro de manga) languideció durante años en un lugar poco transitado —son muy pocas las naves que quedan en uso y la urbanización de la zona aún no había empezado— y así fue deteriorándose con el paso del tiempo. Nadie se hizo cargo de ella y ha acabado en el eco-basurero.

Lo regaló el «clotxiner» Emilio

¿Se trata de un elemento cultural de valor estimable o un simple montón de maderas? El vivero pertenecía a Emilio Barrio, uno de los «clotxiners» por excelencia en la zona, propietario de un emblemático puesto de venta de género en la calle de la Reina. Los viveros no tienen protección cultural. Pero éste, tal como explicaba ayer el propio acuicultor, «tenía por lo menos 80 años de antigüedad y fue construido en Valencia. Yo no sé qué valor puede tener como pieza de museo, pero sí que sé que aquí ya no se hacen. Los tienes que adquirir de Galicia. Éste lo compramos cuando ya estaba en uso. Supongo que se haría en Nazaret. Yo lo saqué del agua y puse en su lugar uno nuevo. Lo doné a la falla y ahí ya le perdí la pista. Sí que me suena que existía la idea de haberlo utilizado para una rotonda, pero ya no volví a saber nada».

No menos cierto es que la actuación municipal entra dentro de una lógica y más si se desconoce la razón de ser del objeto. A simple vista parece lo que es: algo parecido a un barco, con partes metálicas herrumbrosas y formado por maderas viejas. Donde antes se encontraba ahora hay un cartel del ayuntamiento anunciando «sanción máxima» si se dejan «runes i deixalles». Aunque tengan 80 años.

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