El presidente de la gestora del PP en la ciudad de Valencia, Luis Santamaría, anuncio ayer la impugnación del decreto publicado el martes en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) sobre el cambio de nombre de la ciudad de Valencia a la forma en valenciano, forma exclusiva que a partir de ahora será de uso obligado en la administración. «Estamos hartos de las imposiciones del tripartito y de obligarnos a comulgar con ruedas de molino creando problemas donde no los hay. Ribó solo sabe imponer, prohibir, dividir, aislar la ciudad y favorecer a los suyos», aseguró Santamaría.

El cambio de nombre fue aprobado el pasado viernes por el Consell de la Generalitat después de que el equipo de gobierno municipal aportara la documentación acreditativa del cambio, concretamente dos informes del Servicio de Normalización Lingüística del Ayuntamiento de Valencia y de la Academia Valenciana de la Llengua (AVL).

Desde el principio, la idea de fijar el nombre en Valenciano tuvo enfrente a la oposición, que pedían la convivencia de los dos nombres, en castellano y valenciano. Y ahora, tras su publicación oficial y su entrada en vigor, el PP ha decidido acudir directamente a la vía judicial.

No hay debate social

Para Santamaría este decreto «obedece a un sectarismo ideológico ajeno al sentir de la gran mayoría de los ciudadanos. No es un debate social y no hay ninguna necesidad de esto. Por eso vamos a impugnar el decreto ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo correspondiente atendiendo a su ilegalidad y sectarismo». «No nos vamos a quedar de brazos cruzados „continuó„ y apelamos a la ciudadanía y entidades sociales, cívicas y culturales para que se movilicen en contra de un decreto provocador, insultante e innecesario. Es hora de decir basta ya a las tomaduras de pelo de Ribó y del Consell a los valencianos creando continuamente problemas donde no los hay en lugar de gestionar».

Fomenta la división

Para el presidente de la gestora del PP, «esta iniciativa sectaria fomenta la división entre el valenciano y el castellano, y también entre los valenciano hablantes, ya que incluso la forma València con el acento abierto no es usada por la mayoría de la población. Imponen una medida de esta importancia sin ningún consenso», asegura.

Luis Santamaría declaró que «la gestión de Ribó se resume en gastarse dinero en sus amigos, comprarse un sofá de 5.000 euros, provocar atascos continuos, poner placas conmemorativas del 15-M, la memoria histórica, no limpiar las calles, suprimir el toque de las campanas de las iglesias y eliminar las tradiciones históricas y culturales». «Ya está bien de gobernar de espaldas a la ciudadanía, solo para unos pocos», dijo.

Por último, anunció que van a estudiar «la posibilidad de presentar un recurso judicial ante una decisión tan sensible como es el cambio de nombre de la ciudad y que debería haberse realizado mediante un consenso amplio y no de manera sectaria por parte de quienes ni siquiera ganaron las elecciones».