El arqueólogo Albert Ribera vuelve a asumir las riendas del Centro Arqueológico de l’Almoina con el objetivo de reflotar este espacio, donde se custodian y exhiben las ruinas romanas de la ciudad fundacional (138 a.C.). La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Valencia aprobó ayer por despacho extraordinario el nombramiento de Ribera como director técnico de este museo, inaugurado en 2007 tras una inversión de 12 millones de euros, seis en la obra y otros tantos en el museo. Ribera renunció al puesto en 2014 por diferencias de criterio con la jefatura del servicio de Patrimonio Histórico.

L'Almoina estaba llamado a ser el buque insignia de los museos municipales, sin embargo, los continuos recortes y la falta de inversión en el mantenimiento y promoción de estas costosas instalaciones han hecho mella en su potencial cultural y turístico. De los más de 100.000 visitantes que se esperaban al año, el museo arqueológico, en cuyas obras y proyecto de museización se invirtieron 12 millones de euros, apenas recibe la mitad. La pieza central del museo un lucernario con lámina de agua, que permite ver las ruinas desde la plaza de acceso al recinto, solo ha dado problemas de filtración de agua, elevación de la temperatura por el efecto lupa del cristal y condensación de humedad desde el primer minuto.

Ribera, quien ayer aseguró que asume el reto con la confianza de que el nuevo gobierno municipal, en manos de Compromís, PSPV y València en Comú, resuelva el problema de abandono de este museo, que según sus palabras, «requiere una inversión considerable», en especial, para solucionar los problemas de climatización del recinto. El arqueólogo asegura que los aparatos no funcionan correctamente. La climatización «es un fracaso». «O se repara o se cambia», afirma el arqueólogo quien advierte del riesgo de supervivencia ambiental de los restos arqueológicos, especialmente de las piezas de metal y los restos óseos. Ribera lo resume en una frase. El museo «es una cámara de envejecimiento».

La concejala de Cultura, Gloria Tello, aseguró ayer que Albert Ribera «es el mejor director posible para l’Almoina». De hecho este arqueólogo, jefe del Servicio Arqueológico Municipal, dirigió las excavaciones en el solar de l’Almoina durante 22 años y 14 campañas.

Falta de promoción y difusión

Además de los problemas de climatización del museo que desde hace tiempo ponen en peligro la conservación de las ruinas, el museo tiene un problema de falta de promoción y difusión.

En l’Almoina pueden verse restos de la ciudad romana de época imperial, la primera ciudad cristiana, la ciudad islámica y la ciudad nuevamente cristiana, con la llegada de Jaume I. Albert Ribera asegura que en esta nueva etapa del museo baraja la idea de retomar las excavaciones que no se completaron en su día en una zona donde podría encontrarse el primer baptisterio.

La concejala de Cultura, Gloria Tello, asegura que su intención es dar un giro al centro arqueológico de l’Almoina pero también al resto de museos que «han estado abandonados durante muchos años». Tello valoró que Ribera haya aceptado ponerse nuevamente al frente del museo, un espacio que tiene un problema estructural, en alusión a los defectos de la plaza, con grietas y filtraciones, aún por solventar.