Los vecinos y comerciantes de Velluters han encontrado una nueva fórmula para combatir la prostitución en el barrio, si no para acabar con este problema, sí para evitar al menos que se extienda por todas las calles del entorno de Barón de Cárcer. Se trata de defender e incrementar el número de parques infantiles, donde las sanciones por comprar o vender sexo se duplican y, sobre todo, donde la policía pone más interés para que este tipo de actividad no se vea.

Han sido precisamente los detractores de estos planes los que han dado la voz de alarma. Colectivos como Escoltem Velluters han denunciado el intento de los vecinos de construir un parque infantil en la confluencia de las calles Hiedra, Mallorquins y Linterna para echar de allí a las prostitutas, una acción que , a su juicio, contraviene los valores de igualdad, no discriminación, inclusión y diversidad. Según dicen, estas mujeres llevan mucho tiempo en el barrio y tienen sus derechos, por lo que piden al Ayuntamiento de València que impida esa iniciativa.

Pero ¿de qué iniciativa en concreto hablamos? María José Volta, secretaria y portavoz de la Asociación de Vecinos El Palleter, del barrio de Velluters, confirmó a este periódico que en el barrio hay una movilización para apoyar una propuesta sometida a debate en los presupuestos participativos de 2017. Se trata de la «ejecución de un parque infantil en la calle Hiedra, 5 por falta de parques infantiles cercanos y por aumento de familias en la zona al tener edificios de nueva construcción y estar edificándose en la actualidad más solares en la zona».

Es más, aseguró que el trasfondo de esa campaña de apoyo, impulsada por vecinos y comerciantes, es el deseo del barrio de acabar o al menos alejar a las prostitutas de esta zona.

Según la Ordenanza de Prostitución, la sanción por demandar sexo en la calle se sancionará con multas de entre 300 y 1.000 euros, pero esa misma situación a menos de 200 metros de un parque infantil o un colegio puede llegar hasta los 2.000.

Así pues, poner parques infantiles es una forma de alejar a las prostitutas, primero porque la sanción es más fuerte y además porque «la policía se toma más interés» cuando hay niños en las proximidades.

Los niños primero

María José Volta explicó que la Asociación de Vecinos defiende esta posición. «No estamos en contra de las mujeres que ejercen la prostitución y que llevan mucho tiempo en el barrio, pero aquí también hay niños y los niños deben tener la prioridad», asegura.

Según María José Volta, las prostitutas se sientan con los clientes en los bancos de esa plaza» y además están perjudicando a los comercios que hay en el entorno, hasta el punto de que algunos comerciantes «estaban dispuestos a pagar ellos el parque» para paliar el problema.

El propio hotel abierto allí mismo hace apenas dos años negocio con el ayuntamiento para sacar adelante el proyecto si le quitaban de allí la prostitución callejera, recuerda.

Tan convencidos estas los vecinos de la utilidad de los parques infantiles como antídoto de la prostitución que también se han propuesto defender a capa y espada otros parques situados en el barrio chino propiamente dicho, concretamente en el entorno de la calle Viana.

Por ejemplo, en el parque de la calle Recaredo los padres vigilan para que las prostitutas no tomen la zona, denunciando cualquier situación impropia que vean para que se sancione, a ser posible, como desorden público, ya que constatar que ha habido ofrecimiento de sexo a cambio de dinero resulta muy complicado, admite.

No lo han conseguido, sin embargo, en el parque de la Plaza Juan de Villarrasa, que está tomado, dice María José Volta, por gente tomando alcohol o drogas. Asegura incluso que en los últimos tiempos han vuelto a ver a gente pinchándose, después de mucho tiempo en el que la droga se fumaba.