En 1938 los bombardeos fueron constantes sobre la ciudad de València. Se calcula que durante la Guerra Civil se produjeron un total de 442 ataques aéreos. Especialmente cruentos los de la aviación fascista italiana, que por primera vez centraron su objetivo sobre la población. El «cap i casal» había cedido el testigo de la capital de la II República a Barcelona, pero siguió siendo un objetivo prioritario del ejército sublevado. Entre enero y julio de aquel año se construyó un gran refugio en el patio interior de lo que hoy es el ayuntamiento, que entonces era un colegio. Aquella defensa antiaérea salvó a 700 niños y niñas durante meses de las bombas. Sin embargo, finalizado el conflicto, la memoria de una parte de la historia de este país se silenció. El refugio pasó a ser un almacén de expedientes viejos. Y así ha permanecido durante, al menos, el último medio siglo. Ahora, y tras un año de duro trabajo, la concejalía de Patrimonio Cultural abrió ayer al público el refugio, totalmente rehabilitado y museizado.

La defensa antiaérea de la Guerra Civil está situada en el patio interior de la Casa Consistorial. Tras un año completo de trabajos y 212.000 euros de inversión, esta obra para la protección de la población civil se podrá visitar a partir de ahora en pequeños grupos de 25 o 30 personas. El Ayuntamiento asegura que desde hoy estará disponible en la web municipal el formulario y el teléfono para concertar una visita.

«Hoy es un día muy importante para la ciudad desde el punto de vista del valor histórico de la recuperación de este refugio. Por fin València ha hecho un acto de justicia con la recuperación de la memoria», dijo ayer la concejala de Patrimonio Cultural, Glòria Tello. La edil inauguró la exposición «Tempesta de Ferro», que repasa la historia de la construcción de los más de 200 refugios que se calcula que había en València, y de los cuales se conservan menos del 10 por ciento, entre públicos, de empresas o particulares. La labor de los arqueólogos municipales ha permitido recuperar buena parte del refugio, como su decoración original, sus cámaras, etc, aunque algunos elementos como la bancada que recorría toda la instalación se ha pintado como recuerdo, ya que fue derruida.