El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, presidió la misa de San Vicente Ferrer en la Catedral, con la participación de cientos de devotos, en la que pidió a todos, «con todo el corazón, trabajar por la paz en todo el mundo, especialmente, en Siria, en Oriente y en Venezuela». El mensaje sigue, de este modo, la línea que ha tenido la Semana Santa, dedicada a aquellos que sufren persecución en las zonas de conflicto, pero en esta ocasión incorporando y haciendo especial hincapié en la república bolivariana.

Cañizares invitó a «seguir el ejemplo de San Vicente Ferrer, como gran predicador y servidor de la paz», sobre todo en un mundo «en el que hay -refiriéndose a la situación de Venezuela- un país que está al borde de la guerra y la hambruna, y no se comprende la pasividad de los países, que están cruzados de brazos».

El Arzobispo ha señalado que recibe mensajes «de gente de Venezuela para que me haga eco de la situación de este país que no está en paz, que está aplastando derechos fundamentales».

La predicación de la misa corrió a cargo del dominico Salvador Serralta, siguiendo la tradición basada en las predicaciones que en el siglo XIV hizo el Santo valenciano, perteneciente a la misma orden, desde un púlpito de la propia Seo que se conserva junto al altar mayor, según informó la agencia Avan.

Los que viven en el miedo

La homilía, en valenciano, siguió unas recomendaciones que realizó el propio San Vicente en un sermón sobre la Pascua, comentando la aparición de Jesús resucitado, e invitó a «llevar la alegría del Evangelio a los hombres de hoy, en un mundo que tiene la necesidad de encontrarse con Jesús. No podemos quedarnos con los brazos cruzados sin llevar esa alegría y esa libertad a aquellos que hoy viven en el miedo y en la desesperación o son víctimas de la falta de respeto y de la violencia o son excluidos y marginados por una economía egoísta y consumista. nuestro mundo vive una urgencia de evangelización. El Evangelio de Cristo está muy lejos de muchos corazones».