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Universitat de València

Un inmenso patrimonio... ...sin recursos para su conservación

La Universitat dispone de cien edificios, 750.000 metros cuadrados construidos y cuatro campus

Un inmenso patrimonio... ...sin recursos para su conservación

Un centenar de edificios en activo, 750.000 metros cuadrados construidos; cuatro campus repartidos entre València, Burjassot y Ontinyent; y 518 años de historia. Este es, a grandes rasgos, el patrimonio de la Universitat de València, la universidad más antigua de la Comunitat Valenciana y una de las más ricas de España desde el punto de vista arquitectónico y cultural. Esa es su gran valía y esa es también su enorme preocupación, pues los años de crisis han comprimido tanto sus presupuestos que a día de hoy apenas puede mantener sus privilegiadas instalaciones, entre las que hay al menos media docena de edificios históricos protegidos.

Uno de esos edificios es el colegio mayor Luis Vives, una joya del racionalismo que lleva desde el año 2012 sin uso y pendiente de una rehabilitación. Un grupo de jóvenes lo ha ocupado y ha puesto el foco, sin quererlo, sobre el edificio de Goerlich y sobre el inmenso patrimonio que tiene la Universitat. También sobre sus problemas para conservarlo. De hecho, los responsables de la entidad han asegurado que la rehabilitación no cuenta en estos momentos con partida presupuestaria.

Según explicó el vicerrector de Infraestructuras, Juan Luis Gandía, la Universitat de València ha acumulado desde su creación en el año 1499 edificios históricos de valor muy especial. En los últimos 50 años, además, las construcciones se han multiplicado y en la actualidad cuenta con un patrimonio muy variopinto de alrededor de un centenar de edificios.

Haciendo memoria, pero muy ajustado a la realidad, Gandía cita dos edificios declarados Bien de Interés Cultural (BIC), que son La Nau y el Jardín Botánico de València. Tiene, así mismo, otras instalaciones como el propio colegio mayor Luis Vives, la Facultad de Medicina, la de Psicología o la de Filosofía que están declaradas Bien de Relevancia Local (BRL). Y hay varios edificios más considerados bienes de interés local, entre ellos el colegio mayor Rector Peset y el Palau de Cervelló, recuperados ambos en los años 2005-2006.

A este patrimonio histórico hay que sumar edificios más modernos, construidos en las últimas décadas, que dentro de cincuenta años serán también joyas patrimoniales, como la biblioteca de Tarongers o el edificio curvo Jerónimo Muñoz. En total, 750.000 metros cuadrados de superficie repartidos en los campus de Blasco Ibáñez, Tarongers, Burjassot-Paterna y Ontinyent, donde están incorporando a su lista patrimonial un edificio de la República.

Problemas de financiación

De todo este patrimonio, el único que no está en uso es el colegio mayor Luis Vives, el ahora ocupado. Y todo parece indicar que por lo pronto no hay presupuesto para ello, como no lo hay para otras obras similares que también harían falta. Según explicó Juan Luis Gandía, en la actualidad la Universitat de València recibe de la Generalitat Valenciana 228 millones de euros (el presupuesto total se acerca a los 340 millones), es decir, lo mismo que en el año 2006.

Antes, además, recibían 3 millones adicionales para la conservación del patrimonio. Pero esta partida desapareció en los años 2007-2008 para integrarla en el denominado Plan Plurianual de Financiación, que nació en 2010 para empezar a aplicarse en toda su extensión en 2012.

El problema es que la crisis se puso por medio y ese plan nunca llegó a aplicarse realmente, dice Gandía. Muy al contrario, el presupuesto de la Universitat «se precipita» en esa época. Y como es lógico en estos casos, la gran damnificada ha sido la partida de infraestructuras, que cae entre el 90 y el 95 por ciento.

En esta situación no sólo no es posible hacer un proyecto como la rehabilitación del colegio mayor Luis Vives, sino que hay que mantener el resto de patrimonio «en mínimos». De hecho, Gandía calcula que el deterioro de las infraestructuras en los últimos siete años alcanza los 70 millones de euros, un problema muy difícil de recuperar a corto y medio plazo.

Para salir del agujero, tres son las propuestas o peticiones que hace la Universitat de València. La primera es mejorar la financiación general de las universidades valencianas, la más importante de las cuales es la de València, con 50.000 alumnos. «La dinámica de la financiación tiene que ser mejor, porque el rendimiento social de las universidades es muy grande y en estos años hemos hecho un gran esfuezo para que no se vea afectada la calidad de nuestros servicios», dijo.

Por otro lado, tienen que cumplirse los acuerdos firmados con la Generalitat Valenciana, cosa que no siempre ha ocurrido pero que ahora parece que sí se está cumpliendo.

Habla concretamente del pago de la deuda reconocida por la administración autonómica, que en el año 2014, tras asumir la Generalitat diferentes créditos financieros, se fijó en 350 millones para las universidades valencianas, de los cuales 125 pertenecían a la Universitat de València.

Aunque en los años anteriores a 2014 esa deuda, que llegó a superar los 700 millones, no se estaba pagando, ahora sí se está haciendo. Este año en concreto recibirán 4,5 millones de euros y el año que viene serán 15,3 millones, aumentando progresivamente hasta llegar al pago final allá por el año 2022.

«Si esto lo hubiéramos recibidos antes, no tendríamos ahora esos 70 millones de euros de deterioro patrimonial», dijo Juan Luis Gandía, quien considera imprescindible que la Generalitat siga cumpliendo sus compromisos. «Con ese dinero queremos reparar los problemas de mantenimiento e inversiones», dijo.

Finalmente, el responsable de infraestructuras de la Universitat cree que la Conselleria de Educación y Cultura tiene que hacer un reconocimiento específico de su patrimonio y contribuir con una partida específica al mantenimiento del mismo.

Si todas esas cosas se aplican o se hacen efectivas, la situación de los edificios, los campus y las joyas patrimoniales volverán a tener la conservación que merecen. Pero si no es así, el colegio mayor Luis Vives y su situación actual seguirá siendo el lamentable ejemplo de lo que está pasando con el colosal patrimonio universitario.

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