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Entrevista

Pere Fuset: "Una minoría muy hostil se cree ama y señora de las Fallas"

El edil defiende que en estos dos años se ha empoderado al mundo de las Fallas y que el estudio sociológico "es necesario para demostrar cosas y desmontar tópicos"

El concejal de València quiso posar tras la entrevista en el banco pintado con la bandera multicolor. Foto: Miguel Ángel Montesinos.

Pere Fuset Tortosa (València, 1982) asegura que la decisión de abandonar la Asamblea de Presidentes de Falla la meditó a conciencia. La consultó y solo cuando obtuvo el beneplácito de Joan Ribó dio el paso al frente. Ahora se siente «valiente» y «liberado». Sostiene que la radiografía sociológica del mundo fallero que tanta polémica ha suscitado en algunos sectores es necesaria y que la mantendrá. Ha tomado plena conciencia de que «haga lo que haga nunca será del agrado de cierto sector». Eso sí, quiere dejar claro que siente el respaldo de muchos falleros a su gestión, pero que «una minoría muy minoritaria» está siempre al acecho «para atizar y abatir».

P A usted le gusta la fiesta de las Fallas, se siente cómodo con la vestimenta tradicional, le encanta arreglar los trajes a las falleras mayores cuando salen del coche... La suya no parece una pose impostada. Tenía todo para triunfar y sin embargo ha encadenado una polémica con otra.

R No ha acabado la partida. Es obvio que el problema es la falta de interlocutores para el diálogo. Yo me he sentado a hablar de todo y la Interagrupación ha reconocido que nunca había tenido a un interlocutor como yo. Y con esa dinámica se ha llegado a grandes consensos. Pero el diálogo falla, por ejemplo, cuando la Interagrupación deja plantado al alcalde.

P Lo cierto es que usted es el que ha decidido no acudir a las Asambleas de Presidente.

R Me he retirado de los debates de los falleros porque creo que es fundamental despolitizarlos. Lo mejor es no ser pretexto para la politización y si no hay políticos en las asambleas, no se han de tratar cuestiones políticas. Cuando se convoque un congreso, los falleros tomen una decisión y digan si quieren estar presididos por un concejal, o escoger a su propio presidente, entonces volveré.

P ¿Pasa a un segundo plano para centrarse en su papel de portavoz del grupo municipal de Compromís? Dicen que quiere ser el próximo alcalde de València y busca proteger su vertiente más política.

R No tengo ninguna intención de presentarme como candidato a la alcaldía para 2019. Es una de las cosas que muchas veces se verbalizan o se expresan, y por las que suelo recibir una oposición extra. He reiterado ya varias veces que mi apoyo lo tendrá Joan Ribó. En cuanto a mi papel como portavoz, es mucho más interno, porque la diferencia de este alcalde con la anterior alcaldesa, es que aquella no participaba en los debates. Ribó, sí, y es el que fija las posiciones del grupo.

P Y si Ribó en el último momento decidiera no repetir...

R Yo no contemplo ese escenario.

P Lo dice con la boca pequeña.

R Tengo la boca pequeña. No tengo intención de ser alcalde en 2019 aunque tenga ambición política.

P ¿Y todo este desgaste no afecta a su carrera a medio plazo?

R Sé que estoy en un lugar desobreexposicion que hace más apetitoso abatirme y disparar. Hay áreas más importantes y fundamentales, como es el caso de Hacienda, que pasan más desapercibidas y eso me coloca en una posición de más riesgo. Pero no me voy a rendir.

P Sandra Gómez, como portavoz del PSPV, ha pedido que se reconduzca la situación con la Interagrupación y València en Comú ha evitado entrar en el conflicto. ¿No se ha sentido algo abandonado por sus socios de gobierno en este tema?

R No, para nada. En el pleno me sentí respaldado y no solo por el alcalde, sino por el Govern de la Nau en bloque, que manifestó su soporte a mi gestión.

P Si esa encuesta a los falleros, con preguntas sobre la intención de voto, la identidad territorial, la confesionalidad religiosa, la hubiera encargado el Partido Popular con ustedes en la oposición... ¿qué hubiera dicho Compromís?

R ¡Que ya era hora! De hecho, en su último programa electoral (los populares) pusieron la necesidad de realizar este tipo de estudios, que además no son ningún capricho. Una de las obligaciones que adquirimos con la Unesco fue la de fomentarlos para demostrar que las Fallas son un motor económico. ¿Y cómo se demuestra eso si no se mide? Demostrar que son un motor cultural o de cohesión social solo puede hacerse con una encuesta para confirmar que convivimos gente de distinta ideología, de diversa capacidad económica o académica. Al final esto es como la prueba del algodón. Hay que pasar de la observación y de lo que percibimos en los casales, a las cifras reales. Eso se hace con estudios y desde la sociología para reflejar que aquello que intuimos es cierto, y con datos en la mano. Las Fallas necesitan escribir negro sobre blanco para demostrar muchas cosas y, posiblemente, también desmontar algunos tópicos.

P Entonces, con el PP de artífice...¿quiere decir que el mundo de las Fallas no hubiera reaccionado como lo ha hecho?

R No tengo la más mínima duda de que no. Porque el PP no es el que hubiera encendido la gasolina. Llevábamos dos semanas haciéndola a casi seiscientas personas falleras, entre ellas el propio presidente de la Interagrupación, y no habíamos detectado la más mínima queja hasta que el PP hizo su comunicado. Es más, el 87% de las personas a las que se les ofreció la encuesta quiso hacerla, una cifra mucho mayor a la que es habitual en los estudios sociológicos. En las encuestas por teléfono dos de cada tres rechazan. En este caso, solo cuatro de las casi mil personas dijo que no quería continuar haciéndola.

P No hay día en que Félix Crespo no le eche en cara que abusa de los contratos menores....

R Él los llama a dedo, no sé si es que él los hacía con el codo o con la oreja. También muchas veces dice que él no era político. No sé si es que era un cactus o un bolardo. No voy a pagar más por un disco, unas flores o un cartel. Los contratos menores de 18.000 euros tienen su proceso legal y voy a seguir haciéndolos como se han hecho siempre y se seguirán haciendo.

P Si echa la vista atrás y ahora pudiera elegir otra concejalía... ¿volvería a Cultura Festiva?

R Posiblemente, sí.

P ¿Eso es un sí, o un no?

R Posiblemente, sí, repito. Me gusta la marcha. Tenía un programa muy claro y es el que estoy aplicando. En la última encuesta municipal aprueban la gestión de fiestas con un 91,4%.

P ¿Qué ocurrirá en las elecciones municipales en dos años?

R Volverá a darse un gobierno progresista. No sé exactamente la configuración de fuerzas porque València siempre ha sido una ciudad progresista y no dejará pasar esta oportunidad. No tengo una bola de cristal pero creo que Compromís aumentará su presencia.

P ¿En detrimento de quién?

R Probablemente Ciudadanos perderá y habrá cambios internos entre las fuerzas progresistas.

P ¿El PSPV perderá poder?

R No necesariamente. Hay espacio de crecimiento para todos. El PSPV tiene un espacio de crecimiento en Ciudadanos innegable. Ellos lo saben y Cs, también.

P En Compromís se insiste en que los elementos internos de la fiesta no pertenecen a la derecha, que son de todos. Después de dos años de gobierno, ¿qué han avanzado al respecto?

R Cuando se trata de sacar una situación de una zona de confort hay conflicto, porque hay quien defiende con uñas y dientes su posición, pero uno de los mayores valores que tiene la Fiesta es aglutinar y cohesionar la diferencia. Este estudio demostrará que hay gente muy diversa no solo políticamente, también económicamente. Vamos a poner herramientas para demostrar que son patrimonio de todos y nadie puede utilizarlas como martillo para golpear al otro.

P ¿Y no lo hacen ustedes?

R Yo creo que no. Al revés. Estamos haciendo todo lo contrario. Nos hemos sentado a dialogar y a empoderar al mundo fallero con medidas que antes no tenían.

P Fuera del ámbito fallero, un sector de la ciudadanía piensa que los falleros son los amos de la ciudad. ¿Cómo les replicaría?

R Diciendo que los falleros son plurales y que hay actitudes de una minoría que está muy empoderada, que reparte carnets de fallerismo y que, a quien me apoya, le llaman palmero. Esa minoría muy minoritaria y muy hostil, se cree ama y señora de la fiesta y daña la imagen del conjunto. Pero la inmensa mayoría son tan normales y tan plurales como lo es la sociedad valenciana. Eso sí, dejar una fiesta que es patrimonio de tantos en manos de unos pocos, es un peligro.

P ¿Sabe que si alguno de los patrones estereotipados no se cumple, el razonamiento será «la encuesta está manipulada»?

R Piensa el manipulador que todos son de su condición. Eran preguntas libres, voluntarias y anónimas.

P ¿Lo que está pasando es un fracaso de su gestión?

R No está pasando nada que no haya pasado ya. Las fiestas han sido tradicionalmente un campo de batalla política para determinados sectores de la derecha, no toda, que ha querido patrimonializarla. Si alguien percibe que esa izquierda, que durante tanto tiempo abandonó ese espacio, entra en ese coto privado de caza, cogen el trabuco.

P Falleros de todo tipo han mostrado su desacuerdo. ¿Le da la sensación de que todos van en contradirección o quizá el que va en contradirección es usted?

R Y a mí me ha llegado mucho apoyo de gente que entiende la decisión. No es una situación buena, pero no se pueden convertir escenarios de diálogo en escenarios de conflicto. Si los directivos de la Inter quieren elegir a su dirigente, pueden hacerlo y eso lo planteo: que lo decidan en un Congreso Fallero.

P ¿No es preocupante que falleros no significados, «blancos», también estén desengañados?

R Claro que sí y por eso se van a reforzar los cauces de comunicación para solucionar sus problemas. También deben hacer una reflexión: que haya reuniones donde sales brindando con cava y, de repente, los acuerdos no valen. Hay gente que está hablando por ellos.

P ¿Es usted un cobarde?

R Al revés. Es un acto de valentía asumir el chaparrón, plantarse y decir «ya está bien» de politización y de utilizarme de excusa para eso. Ahora, los debates falleros están en manos de los falleros.

P ¿Consultó la decisión?

R La tomé aconsejado por gente, la maduramos, la meditamos y la llevé al alcalde. Que la Interagrupación plantara al alcalde aceleró esa hora de ruta. La duda ahora entre presidentes es ¿cómo pregunto sobre subvenciones y permisos? El espacio de la asamblea no es el más oportuno, porque no llevo permisos de policía, ni cuatro mil expedientes. Hay que buscar vías para el diálogo con las instituciones que no responden al formato de asamblea, que es el lugar de debate de asuntos falleros, como ocurrió en la última.

P Habla constantemente de politización de la fiesta. Usted es político. Vale. ¿Dónde está la vertiente política «en el otro lado»?

R Preferiría que fueran los medios quines lo hicieran, porque lo sabéis perfectamente. Como se hacía con Carlos Galiana, que actuaba como presidente y se le ponía la etiqueta de Compromís. Ahora todos somos blancos. El Casal Bernat i Baldoví, que ahora ha ganado peso en la Interagrupación, está relacionado claramente con Lo Rat Penat, y está encendiendo la gasolina que previamente ha rociado otro.

P Nunca se refiere al regionalismo-nacionalismo-independentismo. No pocos de sus críticos simpatizan con esas formaciones.

R Socialmente tienen la relevancia que tienen. Posiblemente se sientan más fuertes en un espacio que consideren suyo. Ya pasó en los ochenta con Unión Valenciana, que nació de la asamblea de presidentes a base de atizar al gobierno socialista en ese campo. Ahí se sienten fuertes porque lo consideran suyo. Eso deberían darse cuenta otros presidentes. Para alguna gente, que no es la mayoría ni mucho menos, haga lo que haga, me criticarán. Cuando el PP bajó las subvenciones solo hubo un gruñido y cuando yo las subí, recogieron firmas en contra.

P En 2002, Alfonso Grau llamó «fascistas» a los poetas festivos y se lo tragaron sin pestañear.

R El PP cambió la normativa lingüística del Reglamento para adaptarla al Estatut, aunque en el Congreso Fallero se hubiese decidido otra cosa y no hubo ninguna protesta. A mí me reprobaron.

P El comunicado de la Inter es muy claro: vuelva usted a las asambleas o márchese del todo.

R El comunicado pide lo que, por la mañana, había pedido la oposición política, y a lo que el Govern de la Nau ya respondió ese mismo día. Sin embargo, me quedo con la parte del diálogo. Volvamos a hablar. Siempre que hemos hablado, nos ha ido bien.

P ¿Las fallas son posibles sin ir de la mano del ayuntamiento?

R Posibles, creo que sí. La relación es inevitable, pero se puede dar igual. Y es una cuestión de madurez. ¿Lo son las fallas para elegir su presidente? Yo creo que sí.

P ¿Eso no es psicología inversa? Ha sido ofrecer el Congreso y ahora se escucha «No al Congreso»

R Tendrán que explicarlo los que funcionan así. Durante dos años se me ha exigido un Congreso y cuando lo acordamos, ahora el presidente de la Interagrupación dice que no lo quiere. Creo que es necesario que tengan claro qué es lo que quieren. Cuando lo expresen, volveré a las asambleas.

P ¿De verdad no hay forma más ágil para que las fallas cobren antes las subvenciones?

R He cometido un error: ser muy flexible en las justificaciones por querer que todo el mundo cobrara. No va a volver a pasar. Necesitamos ser más rígidos para ser más ágiles. Han pagado justos por pecadores.

P ¿Se está abusando del insulto?

R Yo no tengo conciencia de haber insultado a nadie, pero a mí Félix Crespo me ha llamado «deleznable» y en algunos lugares he oído la palabra «maricona». Yo no insulto.

P ¿Paga ahora Gil Manuel unas expresiones hirientes?

R Gil Manuel ha colaborado más con concejales del PP, que reconocen su capacidad y su libertad. Puede haber cosas que comparta o no. Lo sospechoso es que el secretario de comunicación del PP (en alusión a Jaime Bronchu) use en redes sociales entrevistas de 2012 o 2013 para generar crispación.

P ¿Está pagando Compromís cosas como la Intifalla? No la organizaron, pero mal no la veían.

R Yo tengo textos publicados muy críticos con ese foro.

P Pero estaban compañeros suyos ahí abajo, como Grezzi.

R Y somos rojos, catalanistas, independentistas, anticatólicos, masones y ateos. También veníamos a quemar las iglesias y violar a las monjas y lo que hemos hecho es restaurar imágenes de Semana Santa. Ese relato continuo, que alguna gente sostiene y no de manera blanca, cuela en determinados sectores. Es la época de la postverdad.

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