Los vecinos del Barrio de la Virgen de los Desamparados o, como es conocido popularmente, Barrio de la Aguja, y el activista cultural Antonio Marín, solicitaron al Ayuntamiento de València que la barriada sea declarada Bien de Relevancia Local y se le aplique la protección legal pertinente.

Según explica Marín, este «es un núcleo de viviendas que han sobrevivido milagrosamente a la vorágine urbanística depredadora, conservando todo su fisonomía y alma original». Por este motivo tanto los vecinos de la zona como el propio activista tildan de «imprescindible y urgente» que el consistorio local active los mecanismos necesarios para que sea declarado Bien de Relevancia Local, así como que se apliquen las actuaciones necesarias para evitar la degradación que afecta al barrio.

Esta zona de València situada cerca de la Avenida del Cid y las calles Burgos y Salvador Ferrandis Luna, fue construido por el Sindicato de la Aguja en 1930 y auspiciada por la Catedral Metropolitana de Valencia en su programa de casas baratas que se localizarían en varios puntos de la ciudad. Aquí se ubican la alquería de Ponsa-Fuster y un grupo de 55 casas «que son ejemplo de arquitectura ecléctica popular», según Marín.