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Entrevista

Giuseppe Grezzi: "En València no se hacía nada para reducir la velocidad; ahora sí"

Grezzi admite que todavía no puede extender el límite 30 km/h a toda la ciudad «porque se necesita un debate»

Giuseppe Grezzi: "En València no se hacía nada para reducir la velocidad; ahora sí"

Giuseppe Grezzi insiste una y otra vez: «València está a la vanguardia de las políticas de movilidad». Asegura que no para de recibir invitaciones de organizaciones europeas para que explique el modelo de movilidad que está implando en València, a pesar de que la oposición hace una lectura radicalmente diferente. El concejal de Compromís asegura que las datos le dan la razón frente a la «percepciones» de otros. Lo que es cierto es que nunca se había hablado tanto de movilidad en el «cap i casal».

Los números dicen que se ha reducido el tráfico en el centro de la ciudad, sin embargo no hay día en que la oposición no diga que en València reinan los atascos.

Nosotros hablamos de números y otros de percepciones. El modelo que tienen algunos es el de Donald Trump, o ciudades como Caracas o Marrakech, llenas de coches. Es cierto que en las entradas a la ciudad hay un 2 por ciento más de vehículos, pero en el centro se ha reducido 16 %. A lo mejor los que se oponen se refieren a que antes se podía correr más, pero la ciudad no es una autopista. Nuestro modelo es Copenhague, Ámsterdam o París. Los datos nos dan la razón.

¿Cuándo se va a llevar a cabo la próxima reordenación de Ciutat Vella?

Por acumulación de trabajo no se ha podido llevar a cabo aún. Es una modificación de señalización, una reordenación de tráfico con cuatro bucles, para que podamos preservar Ciutat Vella del tránsito. Lo haremos en pocos días, pero no puedo aún precisar cuándo.

¿Cómo va la redacción de la nueva ordenanza?

En julio se hizo la consulta pública de un mes, con muchas aportaciones. Estamos ordenando todas las sugerencias y convocaremos a la mesa de la movilidad para que, con participación y de debate, salga adelante. Espero que sea a principios del año que viene.

¿Comparte la afirmación de Joan Ribó de que el aparcamiento no es un derecho de los vecinos?

Sí, por supuesto. No hay ningún artículo de la Constitución que diga que sea un derecho. Tenemos que reflexionar porque el espacio público es de todos y lo estamos desperdiciando si dejamos un coche aparcado, ya que la mayoría del tiempo no se mueve. Tenemos que repartir democráticamente ese espacio. Todos los grupos políticos firmaron el pacto para reducir un 40 % las emisiones de la ciudad en 2030. Algunos hacen demagogia diciendo que estrangulamos el coche. Entonces, ¿cómo vamos a reducir las emisiones? No tienen palabra ni proyecto.

Tras el revuelo levantado por su decisión de ampliar la prohibición de aparcar en el carril bus las quejas ahora han remitido ¿Cansancio de sus detractores o asimilación de la medida?

Lo único que sé es que esa medida fue meditada y trabajada al detalle. No iba ser la apocalipsis porque afectaba a un número limitado de vehículos. Las medidas han funcionado, con un 22% más de media de uso del bus nocturno, además de lo acuerdos de los aparcamientos. Nosotros hacemos compatible todo y velamos por los derechos de todos. La ley de Tráfico dice que no se puede aparcar en el carril bus, entonces ¿nos saltamos la ley? Es un proyecto coherente.

En Russafa dicen que el acuerdo con los aparcamientos no ha funcionado y por lo que han lanzado una oferta de 1.500 plazas por 4 euros toda la noche.

Entramos en el campo de la gestión privada. Nosotros no podemos obligar a las empresas privadas a poner el precio que queremos. Si los comerciantes de Russafa hacen eso, están haciendo bien su trabajo y así atraen más clientes.

La Federación de Hosteleros además cifró en 700 los despidos por el aparcamiento del carril bus.

No hay ningún dato contrastado. No sé dónde sacan esa cifra. Desde mayo a julio la ocupación en el sector servicios se ha incrementado, según la Oficina de Estadística. Es decir, se han incrementado el número de personas que están trabajando esos meses.

El pasado año EMT València fue la compañía que más creció de España. ¿Es posible mantener ese crecimiento si no hay dinero para invertir en la empresa?

Los primeros 7 meses de 2017 ha crecido un 4 por ciento. La mejora continúa y mantenemos la calidad del servicio. Vamos a ver si aumentamos el servicio, a pesar de que el Gobierno Central nos niega la financiación desde hace 15 años. La realidad es que la EMT crece y con el PP perdió 17 millones de viajeros. Nosotros hemos mejorado las líneas, hemos contratado más de 200 trabajadores nuevos en dos años y renovado la flota.

Han construido 9,1 km de carril bici en lo que llevan de mandato. No parecen muchos para el revuelo que han levantado, ¿no?

Alguno quiere hacer polémica con este asunto, pero se cae por su propio peso. Son obras bien hechas que además reciben premios, como el anillo ciclista. Fuera de nuestra frontera urbana se nos premia y se nos alaba. Con los nuevos carriles que están en proceso de licitación, vamos a sumar más de 20 km nuevos.

El colectivo ciclista insiste que es necesario un carril bici por las grandes vías.

Nadie puede poner en duda nuestra apuesta por la bici, pero venimos de una situación de partida pobre. La Gran Vía tiene una intensidad de 40.000 vehículos diarios y nosotros queremos hacer ese carril bici, pero hay dificultades, más teniendo en cuenta que pasan muchas líneas de autobús. Hay que ser realistas porque no es fácil. Queremos un cambio en la ciudad, pero ha de ser un cambio tranquilo.

Hemos vivido dos recientes atropellos en la ciudad, uno mortal, en dos grandes avenidas donde no se respeta el límite de velocidad. ¿Es hora de que el límite 30 km/h llegue a las grandes vías?

Estamos hablando al derecho a la vida y duele que algunos frivolicen con esto. Aquí hay un límite de 50 km/h y queremos que se respete. Hay que recordar que a 60 Km/h si impactamos con un coche es casi segura la muerte. Vamos a seguir haciendo estudios para reducir la velocidad con la sincronización de semáforos . Pero es importante explicar que no solo sirve poner señales o radares, sino que el diseño de la vía cuenta mucho, y en València hay auténticas autopistas urbanas. Empezamos reduciendo la velocidad por los barrios y vamos a continuar con esa expansión.

París ha anunciado su intención de limitar a 30 km/h toda la ciudad en 2018 y Madrid una gran zona en el centro sin tráfico. ¿València puede hacerlo?

En esto momento es complicado. En París llevan una década haciendo políticas de transformación de la ciudad. Hay que abrir un debate en profundidad. En València no se ha hecho nada para reducir la velocidad, ahora sí lo estamos haciendo. Antes se puso el límite 30 km/h en pocas calles y ni siquiera en todo el centro de la ciudad. Aquí se apostaba por la onda verde, es decir, se favorecía que los coches encontraran siempre el semáforo en verde y corrieran más. Es una política totalmente contraria a la nuestra. En 2013 València fue la ciudad con más accidentes mortales. Hubo 20 y la DGT nos dio un tirón de orejas. El Govern de la Nau ha reducido en dos años la cifra a la mitad, pero no es un dato todavía satisfactorio.

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