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Muestra

La batalla del barro

Una exposición refleja cómo 3.000 soldados tomaron València tras la riada del 59 para que la ciudad recuperara la normalidad

La batalla del barro

Hay marcas en la ciudad que indican hasta dónde llegó el agua. Bloques de viviendas construidos tras la desgracia que configuraron nuevos barrios en València y puentes reconstruidos tras las dos avalanchas de agua que se lo llevaron todo por delante. Mucho se ha escrito sobre el desastre natural más grave que ha sufrido València: la riada de 1957. Muchas imágenes se han publicado, se han visto y se han expuesto sobre lo que ocurrió aquella madrugada del 14 de octubre de hace 60 años.

Así, cuando parecía que nada nuevo de aquel desastre podía salir a la luz, el Ejército da la sorpresa y saca a la palestra imágenes inéditas de lo que pasó después de la catástrofe. Y es que cuando las aguas bajaron, la ciudad se convirtió en un lodazal. Toneladas de barro lo cubrían todo y dejaron la capital paralizada, sin suministros, ni electricidad, ni agua corriente... con la red de alcantarillado colapsada y las principales vías de comunicación cortadas. La magnitud de la catástrofe fue tal que el Ejército tomó el control. Tres mil militares de toda España se trasladaron a València para quitar el barro que cubría la ciudad. Primero con palas y luego con maquinaria.

Y es que conforme pasaban los días el barro húmedo se transformó en duros bloques. La Fundación Bancaixa acoge una exposición que muestra las imágenes inéditas del Ejército en un espacio cuidado al detalle, con una ilustración (del artista Francisco Santana) que recorre las paredes indicando, a escala real, hasta que altura llegó el barro que los militares se encargaron de sacar para recuperar la ciudad.

La muestra estará expuesta hasta el 10 de diciembre y suma curiosidades como el cuaderno donde el general Gómez Guillamón anotó a mano la planificación de la operación, el álbum donde se guardaban las fotografías inéditas, notas de los militares (que apuntaban lo que gastaban cada día mientras realizaban los trabajos) o las insignias que recibieron en agradecimiento a su labor.

El Ejército de tierra, mar y aire ganó al barro en València. Eso sí, trabajaron sin descanso. Jornadas de 12 horas distribuyendo víveres y agua, retirando toneladas y más toneladas de barro (1,3 millones para ser exactos), desbloqueando el alcantarillado, rescatando personas, construyendo alojamientos y puentes, reparando caminos y carreteras y realizando las labores pertinentes hasta reestablecer el servicio de tranvía y la terminal ferroviaria del puerto. Ganaron la batalla al barro y lo hicieron en tiempo récord. La previsión era de 8 meses. La ciudad recuperó la normalidad en 6 semanas. El 30 de noviembre se dio por cerrada la operación.

Reflejo de anécdotas

La sala refleja las miles de anécdotas que esconden las fotografías. El capitán Ángel García Solaz explica, por ejemplo, cómo se sorprendieron los vecinos de la localidad de Marines, que estaban aislados y esperaban el rescate, cuando vieron aparecer helicópteros con el nombre de su pueblo escrito en los laterales.

«Pensaban que habían rubricado el nombre del pueblo para que ellos lo identificaran y se trataba de los helicópteros de los Marines americanos, que también ayudaron en los trabajos porque había tres bases aéreas estadounidenses en España», relata.

Pero no es la única anécdota que esconde la muestra. Cómo se cocía el pan en las embarcaciones de la armada, cómo liberaron 6 millones de litros de combustible atrapados bajo 1,5 metros de barro en la estación del Grao, cómo los enseres inservibles por el agua se convirtieron en fallas o cómo se quemaron con lanzallamas del Ejército los cadáveres de los 1.500 animales (vacas, caballos, corderos y cerdos) que fallecieron en la tragedia y no se pudieron enterrar en zanjas con cal a las afueras... Pinceladas de algunos de los secretos que esconde esta muestra.

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