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Condesa de Ripalda | Una vida de novela

Condesa de Ripalda, del palacio al panteón

El 2 de octubre de 1895, a las cuatro de la tarde, fallecía en parís la condesa. Dejaba atrás una vida apasionante

Condesa de Ripalda, del palacio al panteón

Han pasado 50 años desde aquel septiembre de 1967 en que el Palacio de Ripalda, uno de los símbolos más llamativos de nuestra ciudad desapareció bajo la piqueta. No entramos en si era bonito, feo, ecléctico o solo un capricho de su dueña. Era un símbolo. Por cierto, ¿quién era su dueña?

Josefa Inés Paulín de la Peña fue una mujer emprendedora, quizá adelantada a su tiempo. Poseedora de un fuerte carácter y una gran decisión, dejó su impronta en nuestra ciudad y sin embargo es una gran olvidada. Apenas se sabe nada de ella. Pero fue la responsable última de la construcción de ese palacete-castillo y de la primera galería comercial en nuestra ciudad, ambas construcciones tomaron el nombre del título de su difunto esposo el Conde de Ripalda.

Investigando la figura de esta mujer y coincidiendo con esta fecha de la demolición del Palacio Ripalda, hemos descubierto su final, el lugar en que reposan sus restos. Nadie hasta ahora, ni sus descendientes, conocían donde fueron a parar sus restos mortales, bien lejos de su tierra, pues nació un 28 de Enero de 1825 en Cullera, fecha que también se desconocía hasta el momento y encontramos grabada en su tumba. La Condesa, llevaba años arrastrando una penosa enfermedad y se desplazó a Paris, donde tenía residencia en el 199 de Faubourg Saint Honoré, para ser tratada por los médicos más afamados. Nada pudo hacerse por ella, falleció el 2 de Octubre de 1895 según su certificado de defunción oficial, aunque en su tumba esté grabado que fue el día 1; también erróneamente en siguientes comunicaciones consta que fue el 1 el óbito, o que fue el domingo anterior 29 de Septiembre o incluso en una publicación de prensa del 3 de Octubre encontramos que sus hijos salen en viaje a Paris por el agravamiento de la salud de su madre, cuando llevaba ya 3 dias muerta. Eran las 16 horas y en el domicilio de la Condesa solo se encontraban dos empleados que firmaron como testigos del deceso: Ernest Durané y Eugene Picot.

La búsqueda de la sepultura no fue sencilla. Se le buscó infructuosamente en Valencia, lo más lógico era que volviera a su tierra y compartiera nicho con su último esposo el Conde de Ripalda. Se le buscó en Madrid, donde tenía varios hijos viviendo y residencia habitual, tampoco se le encontró. Nos pusimos en contacto con el Consulado de España en Paris, con la Alcaldesa de Paris, con el AGA Archivo General de la Administración, con la Embajada de España en Bélgica, Brabante y con la Iglesia católica más próxima a su domicilio, la Madelaine y en todos los otros lugares a los que pudiera haber sido repatriada.

22 posibles destinos

Distintas pistas nos pusieron sobre aviso de que no fue repatriada, lo que nos confirmó que la Condesa seguía en Paris. Finalmente decidimos buscar uno por uno en todos los cementerios de la ciudad. Ardua tarea porque encontramos cuatro grandes y 18 pequeños que existían en 1895. Uno a uno los peinamos casi todos, pues la mayoría contestaron a faxes, emails o llamadas telefónicas.

Los cementerios franceses en el Siglo XIX se ubicaban en las iglesias, hasta 1850 que en Paris se decidió exhumar los restos y llevarlos a las catacumbas. Eso nos daba la posibilidad de encontrarla en algún cementerio aun existente.

Fue necesario viajar y hacer trabajo de campo para encontrar su sepultura en un pequeño cementerio del oeste parisino, enclavado en el patio de manzana de edificios, llamado Auteuil.

Enterrada con los consuegros

Auteuil era una comuna autogestionada hasta 1860 que fue absorbida por Paris; está considerada como la zona más rica de la ciudad, se encuentran en ella la mayoría de las embajadas En 1873 se inauguró este cementerio sustituyendo al que antes tenía la propia comuna que era de 1800.

Una de las hijas mayores de la Condesa vivía en Paris desde hacía muchos años, Clotilde Romrée Paulín. Casada en segundas nupcias con Edwin Case perteneciente a una noble familia inglesa proveniente de Lancastershire. Cuando aconteció el óbito no dudaron en ceder un lugar en su panteón familiar para enterrar a la Condesa.

Y allí reposa nuestra Condesa Josefa Ines Paulin de la Peña, al lado de su hija Clotilde.

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