Después de las pintadas que aparecieron el día de Navidad en las Torres de Serranos, el pasado martes volvieron a pintar la fachada del Jardín de Viveros recayente al rio, restaurada este mismo año.

Se trata de una de las esculturas que adornan los tramos de valla no metálica. Los autores de los hechos han pintado de negro la cara de una de las esculturas, dejándola prácticamente invisible para los ciudadanos.

La valla de Viveros, así como otros muchos monumentos de la ciudad, han sido objeto en los últimos años de actos vandálicos, empezando por la propia catedral y terminando por la Lonja de la Seda, los dos edificios más emblemáticos y relevantes de la ciudad de València.

En este caso ha sido la valla perimetral de Viveros, que ya ha sufrido otros incidentes derivados del intenso tráfico que hay en las calles adyacentes. En varias ocasiones el vallado metálico ha sido arrancado.