El Síndic de Greuges ha emitido la respuesta a una queja interpuesta por el Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural respecto a los daños causados por los «correfocs» el pasado 7 de octubre, en el marco de las celebraciones del 9 d'Octubre, fiesta oficial de la Comunitat Valenciana.
Ángel Luna, presidente en funciones de la institución, firma el documento en el que recomienda tanto a la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte como al Ayuntamiento de València «evitar que la celebración de espectáculos pirotécnicos causen daños a los bienes de interés cultural» como la Basílica de la Virgen de los Desamparados.
Ambas instituciones tienen hasta el día 20 de enero para aceptar la recomendación o, por el contrario, informar al Síndic de las razones por las que no aceptan esta indicación.
El informe del Síndic alega que existe «un elevado riesgo» a que los distintos elementos que conforman un espectáculo pirotécnico puedan dañar al inmueble si se colocan cerca y por ello exige «adoptar todas las medidas de prevención» para evitar que se produzcan daños.
Esta recomendación se sostiene en dos reglamentos: por un lado, la Constitución Española, que en su artículo 46 dispone que los poderes públicos «garantizarán la conservación del patrimonio histórico» y, por otro, la Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural Valenciano, que señala que las administraciones públicas «colaborarán entre sí» para cumplir con la ley que vela por preservar los monumentos valencianos.
Ante la queja interpuesta, el Ayuntamiento respondió al Síndic que el «correfoc» era competencia de la Generalitat como organizadora del acto, pero la Conselleria alegó que no se necesitan permisos para las actuaciones en los entornos BIC.
Práctica habitual en festejos
Los espectáculos pirotécnicos están ampliamente integrados en cualquier festividad de la ciudad y suponen el colofón final, como es el reciente caso de la fiesta de Nochevieja en la Plaza del Ayuntamiento, desde cuya azotea se dispara el castillo.
En el ámbito fallero, los fuegos artificiales dejaron de lanzarse desde lo alto de las Torres de Serrano cuando en la crida de 1989 cayeron pavesas incandescentes, incidente que se saldó con varios trajes quemados, aunque sin daños personales.
