Uno de los problemas a los que se enfrenta la ciudad de València, así como tantas otras grandes capitales de España, es cómo gestionar el aumento del turismo y de los apartamentos turísticos o la gentrificación con cuestiones como el mantenimiento del vecindario, del tejido asociativo y de la esencia de barrio. Esto es lo que se debatió ayer en la presentación de la campaña «Vivienda para el vecindario. Stop apartamentos turísticos» que tuvo lugar frente al Mercado de Russafa y que está promovida por Entre Barris, una red de asociaciones de vecinos que busca la unión para conseguir dar más visibilidad y resultados a sus reivindicaciones.

Desde Entre Barris denuncian que el incremento del alquiler turístico acarrea problemas como la disminución del número de viviendas disponibles para los vecinos, el incremento, de un 40 % en los últimos tres años, en el precio de los alquileres, la no renovación de los contratos de muchos vecinos y vecinas. Y también problemas de convivencia en el interior de las fincas.

«Muchos vecinos están siendo expulsados de sus barrios». Y denuncian que las medidas adoptadas por el gobierno autonómico o local han sido «muy pocas, insuficientes y nada efectivas». Ellos creen que se está fomentando «la especulación inmobiliaria con la vivienda, dificultando el acceso a la vivienda la ciudadanía». También asevera que hay que regular el fenómeno de los apartamentos turísticos y se tiene que distinguir entre el alquiler profesional, aquel que ofrece una vivienda entera para uso turístico y se convierte en un «refugio especulativo de fondos de inversión».

Y aquel alquiler de tipo colaborativo que alquila una habitación en vacaciones o fines de semana y supone «una fuente de ingresos para personas en situación de precariedad».