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Los alcaldes de noche europeos exhiben el descenso de conflictos

Los representantes de Zurich, Amsterdam y Berlín tildan el ocio nocturno como valor cultural y económico

Una ciudad como València vive sometida en muchas ocasiones a tensiones en la relación entre el ocio nocturno y el descanso vecinal. Y la posible aparición de un «Alcalde de Noche» como figura mediadora está sobre la mesa. Tanto, que ayer explicaron sus experiencias los representantes de entidades ciudadanas europeas: Mirik Milan, Alcalde de la Noche en Amsterdam; Alexander Bücheli, miembro del comité de Alcalde de la Noche de Zurich y Lutz Leichsenring, portavoz de la comisión de Clubes de Berlín.

Estos representantes trataban de incidir que el ocio nocturno no es Sólo música electrónica y alcohol, sino que genera un modo de vida cultural. Llamaba la atención, en ese sentido, la naturalidad con la que están implantadas las jornadas de 24 horas, sin límite para los bares, clubes y otros establecimientos.

En Zurich, por ejemplo, ponen en valor la noche como espacio «en el que se hace ejercicio bailando, la desconexión que supone la diversión y hasta el placer de consumir drogas». Ante la sorpresa por la afirmación apuntó que se refería al alcohol. Pero que, a la vez, ese «Consejo Nocturno» está formado por todas las fuerzas que tienen algo que ver: establecimientos, bares, clubes y gobiernos. «Su valor es resolver problemas sin recurrir a la policía» o «demostrar lo que es la noche con jornadas de puertas abiertas para que padres, vecinos o políticos sepan que es ese "agujero negro" que existe por las noches».

El alcalde de noche de Amsterdam («soy un rebelde con traje») destacaba el valor del ocio nocturno «como aspecto básico para dejar en la ciudad el talento creativo y la riqueza que genera. Es ocio y es oferta cultural». En determinadas zonas de la ciudad disponen de espacios de ocio 24 horas «que incluyen actividades culturales. No todo es ruido» y exhibía como datos que, con la implantación de estas figuras «se ha protegido mucho más a la mujer y nuestros hechos y datos confirman una reducción del 30 por ciento en los altercados».

En Berlín ven el ocio nocturno como «una forma de atraer turismo alternativo». Allí «el alcalde no es una persona, sino un equipo para evitar ser un cuello de botella».

«La solución puede ser mudarse»

Algunas de las dudas que se suscitaron no dejaban de ser chocantes a ojos de los observadores valencianos, donde los ritos, usos y costumbres son evidentemente diferentes. Por ejemplo, cuando la edil Sandra Gómez preguntó por cómo conjugar el ocio nocturno con el descanso del vecindario, el representante de Zurich aportó una sorprendente solución: «a veces la solución es mudarse porque la nuestra es una ciudad muy tranquila en un noventa por ciento. Se pueden buscar pisos para vecinos con problemas». Chocante en grado sumo aunque después se decía que en este tipo de ciudades la cultura es la de la vivienda de alquiler, con lo que no existe el arraigo a la casa en propiedad.

Y si no, tecnología: «se puede evitar mediante insonorización completa o con nuevos elementos como auriculares de cancelación total de ruido. Posiblemente en diez años tengamos la solución completa». También se apuntaban sorprendentes planes como que «para que nos conozcan desde dentro, nos reunimos con las autoridades, hablamos, tomamos alcohol, y acabamos a las seis de la mañana».

Carlos Galiana destacaba que «tenemos la oportunidad de tener esta figura. Me gusta más como "alcalde" que como "síndic". La creatividad es un aspecto que hay que potenciar. Debemos darle una oportunidad para demostrar que no todo en la noche es salir i beber».

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