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Entrevista

María José Broseta: "Hay un riesgo total de que algunos barrios pierdan a sus vecinos"

"Hay turismo que te da vida, pero el de los apartamentos turísticos no nos beneficia mucho", asegura Broseta

María José Broseta en el Parque del Oeste, donde tiene su sede la Federación de Asociaciones Vecinales. levante-emv

La Federación de Asociaciones Vecinales de València celebra estos días su semana ciudadana, un momento para detenerse a valorar el trabajo hecho durante el año y plantearse nuevos retos para la ciudad. Y según su presidenta, María José Broseta, son muchos, porque el modelo de ciudad no termina de gustarles y cree que el turismo y el ocio son dos cuestiones graves sin resolver.

¿Qué se pretende con esta semana ciudadana?

Sirve un poco para todo, porque durante todo el año trabajamos para nuestros barrios o en cuestiones concretas como la Ley del Turismo y el ocio, que es una cosa que hay que plantearse seriamente, y ahora lo que hacemos es recopilar todo ese trabajo y coger fuerza. Es el final de nuestro año de trabajo y también un acto reivindicativo. Y ver que de 76 asociaciones, tenemos aquí más de sesenta es muy importante.

Este último dato me trae a la cabeza una reflexión. ¿Las asociaciones representan realmente a los vecinos de València?

Vamos a ver. Para ingresar en la federación el mínimo son cien socios y hay algunas que tienen quinientos o seiscientos, por tanto, tenemos más gente que otras organizaciones. Y además, tenemos un abanico muy amplio de posicionamientos. Yo creo que sí que tenemos un peso grande en la ciudadanía. Además, hemos demostrado con los años que hemos ido mejorando, reconociendo nuestros errores, pero creciendo y hablando con todo el mundo, también con las asociaciones no federadas. Son posiciones trabajadas y consensuadas con otras personas, con los barrios y con la ciudad.

¿Hay política en las asociaciones vecinales?

Aquí cada uno tenemos nuestras ideas políticas, pero lo que tenemos claro es que trabajamos para mejorar la ciudad. Y eso nos une. Hacer política hacemos, pero no partidista. Yo cuando tengo una visión de la ciudad estoy haciendo política, pero siempre llegamos al consenso.

¿Y le gusta el modelo de ciudad que tenemos?

Pues en este momento... no. No me gusta mucho. No nos gusta mucho. Por ejemplo, en València hablamos mucho de la huerta, pero el otro día una asociación nuestra de los pueblos, que las hay nuevas, nos decía que se hace política de huerta pero no se cuenta con los agricultores. No todo es esa cosa idílica de la huerta.

¿Y esa falta de comunicación se nota en otros sectores?

No. No sé. Es una cosa puntual de los pueblos y de otras zonas de la ciudad. Aquí se han hecho nuevos barrios y no tenían una línea de autobús, ni colegios, ni bibliotecas, ni centros sanitarios y eso hace que tengamos una ciudad con departamentos aislados. Y en las zonas consolidadas hay algunas que se han degradado por falta de inversiones. Hay que tener una buena política de movilidad, pero empezando por el peatón y con buenos autobuses urbanos.

Pero esa es la línea marcada por este gobierno.

Vamos a ver. Sí, pero mejorable. Muchas veces no ves que haya una buena política de movilidad. Tenemos unas aceras fenomenales pero el primer obstáculo son las mesas y sillas. Segundo, que por encima de las aceras van bicicletas o patines. Está bien lo que están haciendo, pero tenemos que aprender todos. En temas de movilidad tiene que haber mucha participación, pero participación real, sentarnos, ver qué cosas pueden mejorar, qué hacemos con las aceras, qué red de autobuses tenemos, por qué hay gente que sale de trabajar a las diez y no tiene otra posibilidad que coger su coche.

Antes me ha citado las terrazas y el ocio como dos de los problemas de la ciudad.

Pues sí. Tendremos que volver a las mesas, pero de verdad. Tendremos que sentar a la gente joven, a los hosteleros, a las universidades, a los vecinos y ver qué tipo de ocio queremos, no decir hoy que queremos un botellódromo y mañana que queremos abrir las canchas de baloncesto. Tenemos que sentarnos y hablarlo.

Pero el problema del ocio se ha focalizado mucho en las terrazas. ¿Se puede compaginar esa condición de ciudad de calle, mediterránea, con las terrazas por la noche?

Aquí el problema es el incumplimiento de las normas. Si tú tienes autorizadas 10 mesas y una hora de cierre establecida, deberás cumplir. Además, ahora hay mucho turismo en València que se cree que vale todo. Las ordenanzas son para cumplirlas. En València tenemos una cuantas zonas ZAS y a mí no me gustan. Me gusta que se den soluciones antes de poner sanciones. Son recortes porque algo ha pasado. Y cada zona tiene sus puntos negros que son los que hay que atajar, porque si uno cumple y ve que el otro sigue abierto, pues dice yo también.

¿Significa esto que con más disciplina por parte de la hostelería se podría consensuar un horario para todos y mejorar los horarios?

Yo creo que sí. Lo que pasa es que se pone de moda una zona, se ponen unos locales al lado de los otros, y eso no puede ser. El ayuntamiento tiene que decir aquí se puede poner un local y aquí no.

¿Y el turismo, nos mata o nos da vida?

Hay turismo que te da vida, porque a todos nos gusta ir a otros lugares y disfrutar de ellos, pero hay una nueva figura que es la del apartamento turístico a los que llegan cada tres días personas que llegan a subirse barriles de cerveza a un edificio de viviendas. Ese turismo no nos beneficia mucho.

¿Y cómo se acaba con eso?

Hay que regularlo. Cuando se aprobó la Ley de Turismo nosotros pedimos que los apartamentos estuvieran regulados, que se le diera capacidad al ayuntamiento para decir qué zonas están saturadas, y que sea el ayuntamiento el que diga aquí ya no puede haber ni un apartamento más.

Hablando del turismo. Los vecinos dicen que están siendo expulsados en determinados barrios. ¿Ustedes ven ese peligro?

Claro que sí. Existe un riesgo total. Aquí hay muchas personas que no tienen vivienda propia y ahora con los sueldos que hay es imposible alquilar una vivienda. A los propietarios les sale más rentable alquilar un piso por días, porque además muchos son alegales, y el barrio se va vaciando de personas que trabajan a las 7 de la mañana.

¿Le ha faltado decisión al ayuntamiento para abordar este asunto?

Depende de cómo lo miremos, tres años son mucho o son poco. Había temas que estaban muy abandonados y eso hace que se ralentice todo. Pero sí creo que hay que tener fuerza para poner determinadas medidas que mucha gente, además, apoyaría y que no tienen que dar miedo. Es cuestión de aplicar las ordenanzas.

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