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La Casa del Relojero

Los relojeros que marcaron durante siglos las horas en la ciudad de València

La casa fue construida a expensas de la Ciudad en un solar perteneciente a la Iglesia - El inmueble, que se ubica juntoal Micalet, se encuentra en ruinas desde hace 25 años pese a estar sujeto a la ley de protección de Patrimonio Histórico

Los relojeros que marcaron durante siglos las horas en la ciudad de València

El 21 de febrero de 1428, se firmó un convenio entre el Obispo de València, el Cabildo de la Catedral, los Jurados y Síndico de la Ciudad y una representación de la empresa Murs e de Valls para construir un reloj nuevo, dado que el viejo, situado en una esquina frente a la Casa de la Ciudad, situada donde hoy están los jardincitos de la Generalitat, «por estar la campana de las horas poco elevada se sepultaba la voz, y se oirá a corta distancia, se delivero por la Ciudad hacer relox nuevo y colocarle junto a la Torre, que decimos el Micalet, que por estar en el centro del pueblo, se contempló sitio más oportuno, como que colocada la campana en tan preheminente edificio, se oirian las obras de mucha mayor distancia», cuenta Orellana citando a Escolano.

El acuerdo de la construcción del nuevo reloj - cuenta Sanchis Sivera- se había tomado años antes en sesión de los Jurados de la Ciudad celebrada en el año 1413. Las obras serían a cargo del Consell de la Ciutat, por ser público el reloj. Para instalar «lo relotge lo qual se deu fer en la dita ciutat per sonar les hores del dia e de la nit», siendo los ejecutores de la obra «els obrers de Murs e de Valls», el cual sería puesto en lo más alto que, por entonces, tenía el Micalet, disponiéndose en el acuerdo el pago de las obras y los salarios de los obreros, mil florines a pagar en tres plazos a lo largo de dos años.

Se convino que «les hores del dia e de la nit sien sonades per dues persones idonees de dotce en dotce hores començant sonar a mig dia e a mmiga nit». Estos encargados del reloj tenían que cobrar de la nómina de la Ciudad y no de la de la empresa pública Mur e de Valls. «Que les dites horen sien sonades, están les dites persones fora de dit campanar en una casa de la obra de dit campanar». Es decir que no era necesario que los relojeros subieran a lo alto de la torre a dar las campanadas. Tenían un mecanismo propio para activar las campanas del reloj desde la casa que la Ciudad les asignó.

Para la construcción de la Casa del Reloj, o los Relojeros, los Jurados hicieron que «lo pati pera a casa hon han e deuran estar los homens qui sonaran les dites hores e aço a coneguda dels dits obrers se coloquen e haja pagar los artificis e materials necessaris a sonar les dites hores e aço a coneguda dels dits obrers e lo dits homens hi sien mesos per los Jurats de la dita Ciutat la qual ciutat haja pagar lur salari anual». Es decir que el solar donde se alza el edificio era de la Iglesia, probablemente del Cabildo de la Catedral, y que a los relojeros se les consideraba empleados municipales. Al mismo tiempo, según el acuerdo citado, determinadas horas que interesaban al Cabildo de la Catedral «sien sonades per los scolans de la dita seu pagantlos de lurs treballs los jurats de la dita ciutat de les pecunies de la dita ciutat». Es decir, las horas que iban a dar los sacristanes de la Catedral, también correrían a cargo del tesoro municipal.

Recientemente, Gema Mulet Salom, defendió su tesis doctoral en la Universitat Politècnica de València, con un detallado estudio de investigación de la Casa del Relojero, en la calle del Micalet, en ruinas desde un cuarto de siglo, a pesar de que el edificio está sujeto a la protección de la ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español y al Decreto 571/1963, de 14 de Marzo, gracias a su escudo en el frontis del inmueble, por ser propiedad municipal.

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