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Declive en el margen izquierdo

Las dos orillas de la calle de Las Barcas

Una de las principales arterias del centro languidece comercialmente por el peso de los bancos y el abandono de dos edificios

Las dos orillas de la calle de Las Barcas

La calle de Las Barcas es sin duda una de las más emblemáticas de València por su situación. Antiguamente era mucho más larga ya que llegaba desde la plaza del Ayuntamiento hasta las inmediaciones de la plaza Alfonso el Magnánimo, pero hoy acaba en la confluencia de Poeta Querol y el resto se conoce como calle del Pintor Sorolla. A pesar del doble nombre, la vía tiene el mismo espíritu desde la plaza del Ayuntamiento hasta Alfonso el Magnánimo. Es la arteria financiera de València y eso ha marcado su carácter. En los cuatrocientos metros que separan el Taco Bell de la plaza del Ayuntamiento de El Corte Inglés de la calle del Pintor Sorolla solo hay un comercio abierto, la tienda textil La Rosa de Alejandría. El resto son locales comerciales cerrados, algún bar para turistas (como el Dodo, que también alquila bicicletas) y oficinas bancarias y de seguros.

La calle de las Barcas tiene dos caras diametralmente opuestas. En el margen derecho en dirección a Pintor Sorolla, CaixaBank, el hotel Reina Victoria, el Banco de España y la sede central en València del Banco Santander dan lustre a la calle. Sin embargo, el margen izquierdo no tiene nada que ver. La vía arranca con el bajo que hasta hace unos años ocupaba Deutsche Bank. La mitad del local se ha transformado en un Taco Bell (un local de comida rápida mexicana) y en la otra mitad está a punto de abrir el restaurante indio Bharat. La calle sigue con unas oficinas del Banco Popular, que encuentra a escasos cien metros de la sede del Santander (su matriz), la pensión Universal (cuyos balcones están tapados por redes para prevenir daños por desprendimientos), locales sin actividad y un doble edificio de 3.000 metros cuadrados cerrado. Ya casi en el tramo final está el hotel Lotelito y el Principal.

Yolanda Lozano, directora general de Olivares Consultores, advierte de que a pesar de su situación privilegiada hoy en día «no es una calle comercial. Es una zona financiera. Eso explica que no tenga actividad como otras calles secundarias a pesar de su proximidad a Colón, Juan de Austria o Ruzafa».

Lozano explica que la calle nunca ha destacado en la red secundaria por el peso de los bancos y las oficinas y porque no tiene continuidad. «Las calles comerciales necesitan una continuidad. Las Barcas tiene elementos que la interrumpen como el Teatro Principal», precisa.

Estructura similar

En la calle del Pintor Sorolla ocurre algo similar por los bajos de los bancos. Los locales comerciales están ocupados por firmas de servicios como Arriaga Abogados (que está frente a El Corte Inglés) o Sanitas (que acaba de estrenar espacio frente a la sede de Bankia). Las próximas aperturas, según explican desde Olivares Consultores, van en la misma dirección. En unas semanas va abrir sus oficinas el banco ecuatoriano Pichincha y la promotora inmobiliaria Neinor Homes.

En el número cinco de la calle de Las Barcas sigue abierta la histórica pensión Universal a pesar de lo que pueda parecer por su aspecto exterior. El establecimiento ofrece precios populares y atrae a turistas. El edificio está cubierto por dos mallas por si se produce algún desprendimiento. El inmueble, construido a finales del siglo XIX, forma parte del patrimonio cultural de València ya que es una de las primeras edificaciones de la capital en la que se combinaron el hierro y la madera como elementos estructurales junto con los muros de carga. Los techos estaban decorados con grandes artesonados y pinturas de época, pero durante la guerra civil y la posguerra se perdieron porque muchas familias de diferentes puntos de España se trasladaron a vivir a la pensión y cocinaban con carbón y madera en las habitaciones.

Origen del nombre

La calle de Las Barcas era una de las más populares y concurridas de València durante la Edad Media. Su nombre está vinculado a la producción de barcas ya que encontraba en las proximidades del barrio de pescadores. Allí se construían barcas y barcos de pequeñas dimensiones, que después se llevaban con carros a la orilla del mar. En el siglo XVIII se fueron retirando los pescadores y barqueros, dejando paso a la zona acomodada. En el siglo XX se produjo la llegada de las entidades financieras y hoteles, que han marcado la configuración actual de la calle.

La estructura de los bajos en los que han operado los bancos en las últimas décadas (en Pintor Sorolla y Las Barcas) ha hipotecado sus posibilidades comerciales. «Los locales son muy grandes. Esto condiciona las rentas, que son importantes por el tamaño», aseguran fuentes inmobiliarias. Además, la actividad comercial de València pivota en torno a la calle de Colón y las zonas que van a crecer con fuerza son Juan de Austria por la nueva tienda de Zara en el Boulevard Austria y la calle Ruzafa por la apertura del Primark.

A pesar de su valor inmobiliario, hay dos edificios en el centro de la calle de Las Barcas que permanecen cerrados. Según fuentes del sector, los edificios pertenecen a la familia Montoro que no los ha sacado al mercado. Los inmuebles, que tienen una superficie de 3.000 metros cuadrados y son colindantes, podrían acoger en el futuro un hotel u oficinas.

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