La desatención histórica de València hacia sus pueblos ha sido especialmente significativa con Cases de Bàrcena y Mauella. Por ejemplo, en la plaza de Mauella una placa recuerda que hasta 1985 no llegó el agua potable. En Cases de Bàrcena lo hizo un año antes? «Hasta este mandato éramos el único pueblo de ciudad que no contaba con ningún local propio; afortunadamente este gobierno ha comprado la futura sede de la alcaldía y pronto será una realidad, pero es solo la punta del iceberg de la falta de inversiones», explica Javier Riera, alcalde de Cases de Bàrcena, de la que hoy también dependen administrativamente Mauella, Tauladella, la marjal de Rafalell y la playa de Vistabella.

Servicios en los pueblos vecinos

A todos estos territorios les une la precariedad de infraestructuras, aunque de manera diferente para cada una de ellos. «En Cases de Bàrcena el principal problema es que no tenemos atención primaria médica. Somos el único pueblo de València que sufre esta situación. En Cases vamos a Bonrepòs, mientras que en Mauella van a Albuixech; lo mismo ocurre con el colegio o el cementerio, que dependemos de estos dos pueblos», explica el alcalde.

Sin embargo hay diferencias en cuanto al transporte público. «Cases cuenta con la línea 16 de la EMT y la verdad es que la frecuencia es buena, cada 15 minutos. Nos falta que llegue el bus nocturno, que inexplicablemente da la vuelta en una rotonda anterior al pueblo. En cambio Mauella es el único núcleo de población sin conexión con transporte con València, aunque tienen el metro en Albuixech», detalla Javier Riera.

El otro gran debe de Cases es la ausencia total de zonas verdes. «No tenemos ni una», lamenta el alcalde, que sin embargo sueña con que esto cambie pronto. «La semana que viene se somete a información pública el plan general para Cases de Bàrcena, que no estaba desarrollado desde 1988 y no contemplaba ninguna zona verde. Es un paso importante», explica Riera. Sin embargo, agradecen la pequeña inversión del Ayuntamiento de València en unos resaltos para la carretera que parte en dos al pueblo, «ya que por fin los coches reducen la velocidad y los vecinos podemos vivir con algo más de tranquilidad».

Si en Cases de Bàrcena las quejas vecinales son habituales por la falta de servicios y de desarrollo del pueblo, en Mauella «apenas tenemos complicaciones». «Como antes era pueblo, tiene incluso hasta una pequeña alcaldía que hemos habilitado como centro de reunión para los vecinos. Pero las quejas son mínimas porque las personas que viven allí han elegido esa forma tranquila de vivir y lo que quieren es que nada perturbe esa calidad de vida que tienen», afirma Javier Riera.