La prolongación del túnel ferroviario de la avenida Serrería es prioritaria y urgente para la ciudad, que quiere reabrir la negociación con Fomento para ejecutarla. Así lo recoge la moción suscrita por los tres grupos del gobierno (Compromís, PSPV y València en Comú) que demanda al Gobierno socialista de Pedro Sánchez que impulse dicha obra y que se debatirá en el pleno del jueves.
La moción declara la prioridad institucional de la obra y la urgencia de la prolongación como mejor solución de integración urbanística y aboga, por una cuestión de «racionalidad económica» y tiempo por la segunda opción de soterramiento que Adif propuso en 2014, que va desde la calle Ibiza hasta las Moreras y tendría un coste estimado de 78 millones.
La primera alternativa era la colocación de pasos superiores sobre las vías y la tercera, el soterramiento «largo», hasta la CV-500, con un coste de 126 millones. El Ministerio de Fomento aseguró entonces que no financiaría «ni total, ni parcialmente» la obra, ratificándose en un informe de 2004 de Adif que la consideraba innecesaria para la explotación ferroviaria.
El Gobierno tripartito entiende que el reciente cambio de Gobierno «posibilita reabrir el diálogo en esta cuestión, con el objetivo de hacer posible una reivindicación histórica de la ciudad». Recuerda el gobierno municipal el reciente acuerdo para la condonación de la mayor parte de la deuda de la Marina de València.
La moción propone establecer con carácter inmediato conversaciones directas con el Ministerio de Fomento y la Generalitat para conseguir una nueva programación temporal y de financiación para estas obras «asimilable» a las anteriores, en las que Renfe pagó gran parte de la obra. Por último, el tripartito pedirá a Adif que redacte el proyecto técnico de ejecución del túnel.
La moción fija así la posición del tripartito en relación al soterramiento más allá de las soluciones urbanística provisionales previstas en el PAI del Grao, donde se proyecta ahora un paseo elevado.
La línea ferroviaria València-Tarragona, pieza fundamental del corredor mediterráneo, ha sido durante un siglo la gran barrera que separaba la ciudad de sus poblados marítimos, afirma la moción.
En febrero de 1984, el Ayuntamiento de València ratificó el acuerdo para el soterramiento de las vías del tren en el Cabanyal y cinco años más tardes se acordó la prolongación a lo largo de la Malva-rosa y hasta el termino de Alboraia. Quedó pendiente el último tramo, que afectaba a los nuevos sectores de Moreras y el Grao . El convenio de soterramiento implicó entonces a la Generalitat, al ayuntamiento, al Ministerio de Transporte y a Renfe.
