Los alquileres de renta antigua son una fuente, cada vez más habitual, de conflictos entre arrendatarios y arrendadores. Los primeros, por considerar que pueden obtener un precio mayor con otros inquilinos y los segundos por la sensación «de abandono» de sus fincas y pisos cuando surge alguna necesidad de reparación.

Esto último es lo que está sucediendo en una finca situada en la Avenida Constitución de València cuyos inquilinos ya han expresado sus quejas, a través de Avacu, a la empresa propietaria así como al ayuntamiento.

Ellos exponen que las lluvias de inicios de septiembre generaron «graves filtraciones» de agua en la vivienda de la puerta 5, cuya inquilina incluso ha tenido que ser realojada en otra propiedad.

Estas filtraciones están motivadas «por el hundimiento parcial de la techumbre de la puerta 7, actualmente deshabitada y a cuyo interior, según relatan los vecinos, la semana pasada acudieron la semana pasada varios obreros para apuntalar el techo y evitar que se desprenda más «con las consecuencias que eso podría acarrear».

No obstante, oficialmente no han recibido una respuesta de los actuales propietarios, que compraron la finca hace unos meses por 181.247 euros. Un precio que, según el documento de compraventa al que ha accedido Levante-EMV, el propio notario advertía de que «el valor asignado a las fincas descritas en la presente no se ajustan al valor de referencia o valor medio de mercado de los bienes inmuebles de su naturaleza» por lo que el notario añadía que «hago las reservas y advertencias legales» y advertía de «un posible expediente de comprobación de los valores que motive el pago de recargo».