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Proyecto

Hotel de cine en la zona cero del Cabanyal

Un edificio de 1924 condenado al derribo por el plan de la prolongación se reconvierte en hotel y recupera la memoria del último cine del barrio

Dos emprendedores italianos y el arquitecto valenciano David Estal se han unido para reconvertir un edificio histórico al borde de la ruina , ubicado en plena zona cero, en un nuevo alojamiento turístico con cuatro habitaciones, un pequeño cine y espacios para eventos culturales y talleres, denominado «Casa Cabanyal».

Su objetivo es que haya un verdadero intercambio entre vecinos y viajeros, apuntan sus impulsores. El último cine del Cabanyal (El Imperial),ubicado en el número 231 de la calle Escalante, desapareció hace años. Los promotores de este espacio de usos mixtos, ubicado en el 191 de la calle Escalante, a pocos metros de donde estuvo el antiguo cine, quieren recuperar su esencia. Las obras de rehabilitación ya han arrancado.

Para conseguir una regeneración urbana respetuosa con la identidad del barrio, es fundamental que no se construyan sólo apartamentos turísticos u hoteles convencionales sino que se creen estructuras que permitan un verdadero intercambio entre vecinos y viajeros. Así lo explican Alessandro De Cillis, promotor junto con Paolo Cammarano, de este pequeño hotel.

El edificio que ahora se reconvertirá en hotel con encanto se construyó en 1924 y estaba ubicado en la línea de la prolongación de Blasco Ibáñez, derogada por el gobierno tripartito de Compromís, PSPV y València en Comú. Su destino era ser demolido, del mismo modo que se tiraron otras joyas arquitectónicas como La Casa de Palmera y las torres miramares, de las cuales quedan solo dos, una justo cien metros más adelante.

Los promotores aseguran que el Cabanyal es una zona en la cual extranjeros y locales están empezando a mirar con ilusión, una zona «ya en mutación y todos apunta que en los próximos años las cosas van a cambiar muy rápido».

Para estos inversores es importante en este momento que el ayuntamiento y de las instituciones públicas, que tienen en su mano una parte importante del patrimonio inmobiliario, evitar que el barrio se ponga excesivamente de moda o que se convierta en otra Russafa perdiendo su identidad.

El cine Imperial, cuyo recuerdo sigue vivo en la memoria de muchos cabanyaleros, fue puesto en marcha por los hermanos Ballester (Miguela, Salvador y Vicente), que contactaron con el arquitecto Víctor Gonzálvez, uno de los arquitectos del Cabanyal modernista, para transformar un lavadero en cine. Faltaban unos días para Navidad de 1919 cuando el cine, de amplio aforo (1.500 butacas), fue inaugurado.

El cinematógrafo animó la vida y el comercio de la calle Escalante, actualmente una de las más degradadas del barrios, sin tiendas ni apenas vecinos. El Imperial fue el cine del barrio durante muchos años hasta que en 1983 cerró sus puertas. Fue un anticipo de la época de decadencia y degradación en la que ha estado sumido el barrio a raíz del plan de la prolongación de Blasco Ibáñez.

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