De entre todas las razas catalogadas como potencialmente peligrosas, el american stanford es la más numerosa en la provincia de València, doblando prácticamente a la segunda en número, que es el pit bull. Según el Registro Informático Valenciano de Identificación de Animales (Rivia), en València hay 4.283 perros de esta raza, seguida del pit bull, con 2.520, el cruce de american stanford (1.764), el rottweiler (1.266) y el cruce de pit bull (1.254).

Pero en la lista, en la que tambien aparecen ocupando los primeros lugares el dobermann, el dogo argentino y el akita-inu, se incluyen también animales de razas que no están catalogadas como peligrosas pero que han tenido algún incidente y han sido incluidos, de manera particular, en esa lista, estando obligados a cumplir todas las exigencias del resto.

Hay que educarlos

Entre estas razas hay, por supuesto, pastores alemanes, husky siberianos o labradores, e incluso razas pequeñas como el yorkshire, el bichón maltés o el ratero valenciano.

Quizá por eso, la presidenta del Colegio de Veterinarios de València, Inmaculada Ibor, cree que lo importante no es la raza del perro, sino la socialización y la educación del mismo. Ibor entiende que hay razas cuyas caracerísticas físicas representan una mayor peligro que otras y que hay elementos en la vida de los animales, como el miedo, la territorialidad o el sexo que pueden desatar conductas impredecibles. «La mordedura de un perro pequeño no es la misma», explica. Pero cree que cualquier animal que desde cachorro sea debidamente educado y socializado puede tener un comportamiento muy diferente al que se le supone a una raza potencialmente peligrosa.

El problema, por tanto, no está en el animal sino en los responables del mismo, y ahí es donde hay deficiencias importantes. La presidenta del Colegio de Veterinarios de València cree que muchas personas adquieren este tipo de razas por la estética y sin saber qué deben hacer con él, cómo educarlo o si en su vida diaria van a tener tiempo para socializar con el animal.

A su juicio, «las personas deberían valorar estas cosas antes de tener un perro así». Y no siempe ocurre. De hecho, recuerda que hay animales que caen en manos de irresponsables que los utilizan en peleas ilegales, la mayoría de las veces procedentes también de la cría y la comercialización ilegal.