El proyecto de regeneración ambiental del hasta ahora insalubre tramo final del antiguo cauce a base de bacterias (biorremediación) ha dado resultados y «se nota» la mejoría del agua y el fondo, según apunta el concejal del Ciclo Integral del Agua, Vicent Sarrià, que busca financiación para darle continuidad en 2019.
El programa, impulsado por el ayuntamiento y la empresa Global Omnium (Aguas de València) ha permitido acabar con el principal problema de esta zona que es la acumulación «de años» de materia orgánica en el lecho del río, lo que generaba especialmente en verano gases y mortandad de peces, además de malos olores.
Con el proyecto de biorremediación, una técnica que se ha probado por primera vez en València, pero que se ha aplicado con éxito en otras ciudades, se ha conseguido limpiar la mayor parte de los fondos del cauce.
Las bacterias se han comido la materia orgánica, recuperando el agua, y con ello la fauna, especialmente, garzas y patos que ya han vuelto a anidar en este entorno.
El portavoz de la Asociación de Vecinos de Natzaret, Julio Moltó, y otros dirigentes vecinales pudieron constatar a finales de diciembre en un recorrido por el río la mejoría. Admite que todavía queda camino por recorrer para la recuperación completa del tramo final del río, comprendido entre l'Oceanogràfic y el puente de Astilleros.
Una recuperación que sigue a expensas de la construcción del nuevo depósito de tormentas incluido en el PAI del Grao, así como de la restauración ambiental de las riberas, donde todavía se acumulan gran cantidad de residuos y desechos, como toallitas e incluso carritos de la compra.
Este PAI, cuyo nuevo diseño está ahora en fase de información por parte de los servicios municipales, contempla como carga la ejecución del ajardinamiento del último tramo del Jardín del Túria y la creación de una playa fluvial que compense, al menos en parte, la pérdida de la playa de Natzaret como consecuencia de la expansión del puerto en los años 80.
La construcción del depósito de tormentas del Grao permitirá aliviar en parte el problema de los vertidos de aguas pluviales y fecales contaminadas al viejo cauce que se produce en episodios de intensas lluvias.
La biorremediación empezó a aplicarse en mayo del año pasado con aportes periódicos de bacterias al cauce a lo largo de seis meses. A lo largo de este tiempo, se han realizado aportes al agua semanales, manuales y mecánicos, de 10.000 litros de reactivos con bacterias.
En total se han inyectado 240.000 litros en medio año. La zona en la que se ha intervenido es la comprendida entre l'Oceanogràfic y el puente de Astilleros. En su momento se anunció que si el método daba buenos resultados se estudiaría su aplicación en el lago de la Albufera donde también existe un grave problema de fondos y lodos contaminados.
