Hace ya casi dos meses que se quemaron las Fallas. Pero si se hace un rápido repaso a la memoria reciente, la conclusión es que el caledario festivo no ha parado prácticamente en ningún momento. Las fechas así lo han querido y si a esto se añade que, en las fechas que podían quedar cojas, han aparecido elementos extra, como las celebraciones previas de San Vicente, la consecuencia es que la Virgen de los Desamparados, que llegó ayer con sus primeras sesiones de baile, finalizan una sucesión «non stop». Ahora sí: llega un mes de cuartelillo hasta que llegue, ya a finales de junio, el Corpus. Y apenas una semana después ya empezará la mayor sucesión festiva: la Gran Fira.
Entre medio quedan las fiestas de primavera de barrios y algún evento no menos sobresaliente, como el Besamanos, todavía en el calendario mariano, dentro de diez días. Cuando lleguen Corpus y Fira ya se conocerá quien manda en la fiesta. La Virgen será un evento con tinte electoral y prueba de ello serán todos sus focos de atención: las sillas de la Misa de Infantes, el balcón de la Casa Vestuario en el Traslado y la comitiva detrás de la imagen en la Procesión.
Ayer fue el día de las Fallas y los bailes. Con su punto de regañadientes, porque siguen sin entender que tengan que bailar en parejas mixtas. Por lo menos, en estaocasión no ha dado motivo para cartas hirientes (Interagrupación) y salidas de tono (Fuset). Y es que, el pasado fin de semana, la comida de fin de ejercicio de la Junta Central Fallera transcurrió sin incientes. Mejor así y ahora, a bailar.
La fiesta de la Virgen es muy rígida y, salvo algún inconveniente, como la puerta que se cayó hace dos años, casi nunca pasa nada. Anécdotas, como el homenaje que se brindará esta noche, en el concierto de la Banda Municipal, Salvador Chuliá. O simbolismo, como el hecho de que la Cruz de Lampedusa presidirá la Misa de Infantes, haciendo sinergia entre las maderas cruzadas procedentes de una patera con la patrona y madre protectora de los náufragos
Y en el río, feria andaluza
El solapamiento de fiestas se puede vivir a unos pocos cientos de metros de la Plaza de la Virgen: en el cauce del Turia quedan dos días de Feria Andaluza, que con la llegada del fin de semana incluirá actuaciones musicales y de baile antes de que los farolillos se apaguen definitivamente a las siete de la tarde.
