El turismo sigue siendo el motor de riqueza en la Comunitat Valenciana. De este principio nace la necesidad de mimar aquellas instalaciones que son polo de atracción para este tipo de economía, como lo es la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El espacio, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava, continua siendo un referente económico, social y cultural pese a la recesión sufrida en años anteriores. En 2017, su impacto total sobre la renta, la producción y el empleo en la Comunitat Valenciana (o lo que es lo mismo, su aportación al PIB de la autonomía) fue de 111 millones. La cifra creció el año pasado, situándose en los 113.487.741 euros, además de generar el equivalente a 3.509 empleos a tiempo completo, casi medio centenar más que en 2017.

Unas cifras que se desprenden del Estudio de Impacto Económico y Social de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, informe presentado esta mañana por el secretario autonómico de Turisme, Francesc Colomer, acompañado por el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y catedrático de la Universitat de València (UV), Joaquín Maudos y el director general de la Ciutat de les Arts i les Ciències, Enrique Vidal. Una forma de, en palabras de Colomer, mostrar a la ciudadanía que sus impuestos y su inversión en la Ciudad de las Artes y las Ciencias tiene un retorno efectivo.

El documento desdobla, además, esa aportación al PIB de 113 millones según el edificio del complejo. El mayor impacto (el 46,8 %) se centra en el Oceanogràfic, espacio que aporta 53.136.892 euros y que englobó en 2018 el 52 % del empleo creado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias (1.824 puestos de trabajo).

Es el Hemisfèric, sin embargo, el edificio que menor impacto económico comporta para la Comunitat Valenciana (únicamente 8.429.834 euros, el 7,4 % del total) y, por ende, el que menos puestos de trabajo generó en 2018 (300 empleos, el 8,5 % sobre el total de trabajo creado por el complejo). No es de extrañar, por tanto, que sea el Hemisfèric el espacio en el que se realizó una menor inversión durante 2018 (el goste fue de poco más de tres millones, lo que supone únicamente el 3,2 % del total de la inversión realizada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias). De hecho, es el único edificio en el que gasto total de funcionamiento se redujo con respecto a 2017 en un 4,4 % menos.

En el cómputo total, no obstante, el gasto de funcionamiento en el complejo aumentó en un 10,6 % en un año. En 2018, por tanto, se invirtió en el complejo algo más de 56 millones de euros, dirigiéndose la mayor inversión al Palau de les Arts (22.859.160 euros), pese a que ha sido en el Oceanogràfic donde ha habido un mayor crecimiento de inversión (aumentó casi un 20 %) con respecto a 2017.

Proyección de futuro

El objetivo del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias es, en palabras de Colomer, «incluirse en el relato de la innovación», «llegar puntuales a una cita con el futuro». Es por ello que Vidal ha anunciado durante la presentación del documento que el objetivo es que el complejo se convierta en un centro de referencia del cambio climático, así como de la Inteligencia Artifical y la robótica.