Con 50 votos de los 83 posibles (veinte tuvo su rival, Amparo Carabal y cinco fueron en blanco), José Martorell vuelve a la presidencia de la Semana Santa Marinera después que Paco Carles acabara sus legislaciones reglamentarias y doce años después de haber ejercido el cargo anteriormente. La entrega de llaves supuso el particular ritual de relevo tras una jornada electoral con algún punto de tensión, sobre todo durante la exposición de Carabal. Ahora, la coordinación de la fiesta recae en este jubilado de 70 años, que tendrá a otra ex presidenta, Begoña Sorolla, como vicepresidenta.
¿Por qué decidió volver al sillón de la fiesta?
Porque entiendo que a sociedad marítima ha experimentado tal cambio que es necesario adaptar la fiesta a la modernidad o, por lo menos, intentarlo y estudiar las posibilidades. Hay nuevas tecnologías, con el abaratamiento de viajes hay mucha gente que se va fuera, pero también mucha que viene. Hay que estudiar cómo atraerlos. Por eso, hay que mirarlo bajo el crisol de los nuevos tiempos. No para cambiarlo, sino para reforzar su carácter.
Las elecciones son saludables, pero pueden dejar heridos. Una cuarta parte del electorado no le ha votado.
Hay que convencer a todos desde el primer día con el trabajo diario. Para eso hay que montar unos grupos de trabajo que recojan la sensibilidad de todos y hacer las mejores propuestas posibles a la asamblea.
La Semana Santa Marinera es, en buena medida, una película cuyo guión se repite todos los años.
Ese es el tema. Hay determinados actos muy peculiares nuestros. Hay que destacar esos aspectos. Por ejemplo, el encuentro de los cristos, que asiste mucha gente... las novedades se valoran y hay que hacerlo muy bien sin perder la esencia de lo que es la Semana Santa. Estudiar no es cambiar. Y sólo ofreciendo proyectos de calado podremos tener acceso a nuevas subvenciones o a patrocinios.
La frase de moda es «hay que atraer a la gente del centro»
La gente del centro ya viene. La procesión del Entierro, el desfile de Resurrección... no habría tanta gente en la calle si no viniera gente del centro. Otra cosa son los actos en días laborables. Hay que mirar si los horarios son los adecuados para las necesidades actuales, para poder venir y darlo a conocer.
Ahí hay actos, para el profano, atractivos porque son rápidos y «digeribles».
Y son actos a explicar. Por ejemplo: en el Marítimo hay ya mucha gente extranjera residiendo. Lo ven y les llama mucho la atención, pero no la entienden.
