Cuatro días después del cierre de las playas de la Devesa y la Malva-rosa, el tercero en apenas 20 días que se registra en el litoral de València, la conselleria de Transición Ecológica decretó ayer el cierre de otras tres playas, dos en el Puig y una en Massamagrell, por la presencia de bacterias fecales. El director general de Calidad del Agua, Manuel Aldeguer, informó ayer de los resultados de los análisis tomados la semana pasada en distintos puntos críticos del litoral de València para tratar de dilucidar el origen de la contaminación y tomar medidas. Aunque tanto el Ayuntamiento de València, como la propia vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, han apuntado a la sobrecarga de las depuradoras ubicadas al sur y norte de la costa como causa de la contaminación por E. coli, los responsables de la conselleria descartaron ayer esta posibilidad señalando que los análisis tomados en las plantas depuradoras, dependientes de la Generalitat, no han dado niveles de bacterias que pongan en riesgo la calidad del agua.
Todo apunta, a vertidos puntuales de viviendas o instalaciones agrarias o ganaderas a las acequias como «causa genérica» del problema, sin que hasta ahora se haya detectado uno o varios focos concretos y procedido a su clausura y sanción.
También descartó ayer la conselleria una fuga en el emisario de Vera, que vierte las aguas fecales de València y Alboraia con un tratamiento básico mar adentro.
Aldeguer eximió igualmente de de culpa por los elevados niveles de contaminación por bacterias fecales a los cruceros o barcos de mercancías que pasan por el puerto de València. Descartó un vaciado de sentinas cerca de la costa de Valencia. «El origen no está en las depuradoras ni tampoco en un crucero», subrayó ayer el director de Calidad del Agua, quien se preguntó retóricamente «¿cómo a un crucero se le va a ocurrir realizar un vertido cerca de València cuando sí o sí se va a detectar?
La única explicación ofrecida ayer por la Conselleria de Agricultura y Transición Ecológica, ahora con Mireia Mollà al frente, a la contaminación de las playas de la Malva-rosa, Cabanyal, Port Saplaya y Patacona (estas dos últimas en término de Alboraia) fue la existencia de vertidos puntuales a las veinte acequias procedentes de viviendas o instalaciones agrarias de L'Horta Nord, que por arrastre de las aguas de riego acaban llegando al mar.
Esta es la explicación que la semana pasada daba el ayuntamiento de València para explicar los altos niveles de fecales que se detectaron en la playa de la Devesa, al sur de la ciudad. Una explicación que no avalarían los técnicos de la conselleria que ahora barajan que el positivo por fecales en el caso de la playa del Parque Natural se debiera a un error en la toma de muestras, ya que estás playas destacan por la calidad del agua y la ausencia de episodios de contaminación en los últimos años.
Ayer se volvieron a repetir los episodios de contaminación por aguas fecales, esta vez más al norte, en el Puig y Massamagrell, donde se tuvieron que cerrar dos playas, por superarse los niveles permitidos de la bacteria Escherichia coli, la misma que ha obligado a cerrar tres veces en menos de 20 días las playas de València y Alboraia.
En relación a la nueva alerta por bacterias fecales en las aguas de baño, esta vez fuera del término de València, el director de calidad del Agua señaló a Efe que hasta las playas cerradas llegan tres acequias, dos a las de las playas de El Puig y una a la de Massamagrell.
La conselleria de Transición Ecológica tiene previsto convocar a los alcaldes de los municipios de L'Horta Nord a una reunión conjunta con los de la Confederación Hidrográfica del Júcar para buscar soluciones a los vertidos de las viviendas e instalaciones agrarias dispersas que carecen de conexión a la red de saneamiento y que, según la conselleria, estarían detrás de los vertidos de fecales que han llegado a las playas, distinguidas en el caso de València con la bandera azul, obligando a cerrarlas en plena temporada para frustración de miles de bañistas y también de los hosteleros.
