El cambio climático es una cuestión global, ¿cómo puede afrontarse desde el ámbito local?
A nivel local se pueden hacer ciertas actuaciones de mitigación que no se pueden hacer a nivel estatal, como paliar la isla de calor. Sabemos que en València hay puntos más calientes y puntos más fríos. Y pese a las críticas a Calatrava, lo que se consigue con el material de color blanco de la Ciudad de las Artes y las Ciencias es precisamente reducir esa isla de calor. Nosotros queremos crear más áreas verdes en la ciudad, y más al demostrarse la reducción de temperatura en el Parc Central al dejar de ser un solar. Pero también replantear el color negro del asfalto que actúa como esponja de la radiación, para así reducir el calor en las grandes avenidas, que son los grandes puntos calientes de la ciudad, e intentar que València no sea una caldera como lo es hoy.
¿Cómo definiría la situación medioambiental de la ciudad?
Ha mejorado en los últimos años. Un ejemplo es la reducción del tráfico y de polución tras la implantación de carriles bici. Sí es cierto que hay menos carriles para conducir, pero tienes una mejor calidad del aire, aunque no sea tangible.
La pobreza energética afecta casi al 11 % de los hogares valencianos, ¿se empieza a tener conciencia de la relación con el cambio climático?
De hecho queremos abrir una oficina donde la gente pueda informarse de cómo poder tener un hogar más sostenible: qué tipo de bombillas puede gastar, si puedo ponerme placas solares... Y nuestra idea también es ver hasta qué punto se pueden poner placas solares para que los gastos de la comunidad puedan ser abastecidos por energía renovable. València es una ciudad que tiene 300 días de sol al año y tenemos que aprovechar al máximo su energía solar.
¿Está verde València en energías renovables?
Bueno, València está verde porque el gobierno de Rita Barberà puso en el edificio de Tabacalera unas placas solares hace diez años y han entrado en funcionamiento ahora. La anterior corporación no creía en esto, por eso ahora estamos más verdes respecto a otras ciudades de Europa, porque hemos empezado más tarde. La conciencia ecológica viene a partir del Govern de la Nau, antes era un lavado de cara, no una puesta firme. Yo quiero que València se prepare para el cambio climático. Soy consciente de que el número de días de riesgo alto de calor va en aumento y la ciudad tiene que adaptarse a un clima mucho más caluroso, a la reducción de las precipitaciones, a una mayor polución, a más golpes de calor...
A muy corto plazo, ¿cuál será la primera medida que va a llevar en materia de energía?
Creo que la primera medida debe ser una apuesta decidida porque el ayuntamiento pueda intentar abastecerse de energías renovables al más alto grado posible y esto pasa por la instalación de placas solares en una primera instancia. Encima de la mesa están todas las opciones tecnológicas que puedan ofrecer energías alternativas a la nuclear o los combustibles fósiles. Lo próximo es instalar placas fotovoltaicas en espacios como Juviocio, en la escuela infantil de Nou Benicalap, en el edificio Na Turia, en el centro de Servicios Sociales de Nou Moles, en el de Patraix y en el del Grao.
¿Tiene nuevas ideas para la huerta?
Sobre todo mejorar la calidad de vida y el trabajo de los agricultores y lo primero es que tengan agua. A día de hoy estamos centrándonos desde la Ronda Sur hacia abajo. Lo que se ha hecho es coger el agua de una obra que está relativamente cerca del Centro Comercial el Saler. Como han tenido que excavar para hacer el parking ha tocado el nivel freático. Se está bombeando toda esa agua de dentro de la obra y se estaba tirando a la alcantarilla. Dimos orden de que se conectase con la red de riego de en Corts y aprovecharla para el riego. Ahora tenemos un caudal de 80 l/s para regar hasta el primer trimestre de 2020 toda la zona de en Corts gracias al aprovechamiento de esta obra. También tenemos un proyecto en la rotonda de los anzuelos. Cuando hicieron el túnel tocaron el nivel freático y a día de hoy hay unas bombas extractoras de agua que también estamos aprovechando para regar la zona de la Fonteta.
El jueves los agricultores de los campos de xufa se enfrentaban a las excavadoras para frenar la destrucción de la huerta por las obras de la ampliación de la V-21. No va mucho en la línea de la lucha contra el cambio climático esas obras de ampliación... ¿no?
Bueno, eso viene impuesto por el Estado, aunque el Ayuntamiento de València ha conseguido reducir en un 25 % la zona afectada por las expropiaciones. Pero al fin y al cabo, si esto hubiera dependido del ayuntamiento, yo creo que nosotros le hubiéramos dado la vuelta. Todo lo que sea perder huerta productiva es motivo de tristeza para todo los vecinos de la ciudad. Lo que hay que hacer es luchar por recuperar la huerta degradada, no ir comiéndonos trozos de campo.
La gestión del agua en España volvió a la palestra durante la sequía vivida en 2017 y principios de 2018 que dejó los embalses bajo mínimos históricos. ¿València se enfrenta a un desafío con la gestión del regadío?
València no es una ciudad que haya tenido problemas con la gestión del agua, porque llevamos siglos con el Tribunal de las Aguas. De hecho somos una referencia en este aspecto, pero sí que se detectó que había un problema en la zona sur hasta l'Albufera, porque no está gobernada por el Tribunal.
