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La nueva vida de la 'Sala Xúquer'

Otro negocio ocupa ahora el espacio de la histórica sala de espectáculos, cuya trama se intuye en el nuevo establecimiento

La nueva vida de la 'Sala Xúquer'

La apertura de un nuevo supermercado es un acontecimiento de importancia más o menos notorio en la vida de la ciudad. Pero el que ayer abrió sus puertas es especial porque ocupa el espacio que, en su momento, albergó la mítica Sala Xúquer, uno de los locales dedicados al espectáculo más emblemático de la València de la Transición. Bodas, bailes y discoteca tuvieron lugar en sus paredes pero fue, sobre todo, un recinto fallero por excelencia. Allí se celebraron la elección de la corte de honor, el campeonato de truc, los intercambio de fotos, la Gala Fallera, la despedida a las falleras mayores y cortes, presentaciones de comisiones o el concurso de declamación, que recordaba ayer la concejala de innovación, Pilar Bernabé, presente en la inauguración. «Aquí, de niña, gané un premio extraordinario recitando».

«La Xúquer» cerró sus puertas hace ya dos décadas. Vivió su momento álgido cuando, paralelamente, la plaza era el intransitable espacio de la noche joven, el botellódromo de la pasada generación. Era el centro neurálgico de la fiesta. Posteriormente fue salón de juego y tienda de oportunidades de El Corte Inglés. Desde hacía unos años permanecía cerrada, con el cartel de «Disponible». Finalmente, Aldi ha habilitado un recinto de 1.300 metros cuadrados, 35 plazas de aparcamiento y diez puestos de trabajo.

La trama de la antigua sala se intuye a pesar de los movimientos de tabiques. Nada más entrar se encontraba el Salón Jazmín, una sala pequeña anexa, que ahora ocupa el almacén y la zona de productos no alimenticios. Inmediatamente a la derecha está el gran salón, donde estaba el escenario, la zona de baile y, alrededor, el comedor. Todo se ha aplanado a un mismo nivel. Hay que echar mano de la imaginación para lograr la reconstrucción. Los responsables del recinto reconocían haber encontrado antiguas escaleras, que daban a los servicios. Se han bajado los altísimos techos y, en definitiva, sólo queda el entorno de lo que, en su día, fue un local emblemático y que cayó en el olvido, arrastrado por la maldición de estas salas que combinaban discoteca, salón de eventos y de actos festivos y que, con el paso de los años, fueron cerrando, desde Xúquer a Albion, pasando por Woody, Arena, Atenea o el recuperado Alameda Palace. Tan sólo han sobrevivido al paso de los años la sala Rosiña, la más alejada del centro, Canal o el Salón Museo, más reciente en el tiempo. Ahora, Xúquer cambia las bandas de fallera por las frutas, conservas y bandejas de carne y pescado. Una nueva vida.

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