La Concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales, con Glòria Tello al frente, sopesa la posibilidad de reabrir la entrada principal de la Lonja recayente a la plaza del Mercat, cerrada en 2013, y recuperar así el acceso original al edificio, joya del gótico civil valenciano, tal como marca el plan director del monumento, elaborado por los arquitectos y expertos en patrimonio histórico Francisco Taberner y Manuel Ramírez.
El intenso tráfico que soportaba la puerta principal del monumento fue uno de los argumentos esgrimidos hace seis años por el gobierno municipal del PP para cerrar al público la puerta principal de la Lonja, a la que ahora se accede por la parte trasera, en concreto, por la (estrecha) calle de la Lonja, donde se aprovechó la antigua casa del conserje para habilitar un nuevo acceso, adaptado a personas con movilidad reducida, con taquillas y aseos.
La pacificación del tráfico en la plaza del Mercat, con un proyecto de peatonalización «blanda» provisional llevado a cabo en 2016 ha llevado a los responsables del área de Patrimonio a reconsiderar la decisión tomada por el anterior gobierno de Rita Barberá.
La restricción al tráfico de la Lonja, una de las recomendaciones del plan director del monumento ha supuesto un cambio radical para este entorno, un triángulo de oro del patrimonio histórico, con tres joyas juntas (la Lonja gótica, el Mercado Central modernista y la iglesia de los Santos Juanes, cuya restauración acometerá la Fundación Hortensia Herrero).
«Entrar por donde toca»
La reapertura de la puerta principal, que ahora solo se usa en ocasiones especiales como la entrega de los premios Jaume I, devolvería al entorno su imagen histórica. Para Francisco Taberner es una decisión lógica. «Hay que entrar por donde toca», afirma el experto, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y expresidente del Colegio Territorial de Arquitectos, quien apunta que el cierre de la puerta principal del monumento es disuasorio porque «las personas que pasan por delante del monumento y la ven cerrada se marchan».
Aboga Taberner por mantener la entrada nueva por la parte trasera para las personas con movilidad reducida. Añade igualmente que otra opción sería la de abrir la entrada al monumento por la calle de los Escalones de la Lonja. Eso y editar una publicación monográfica sobre la Lonja, porque «debe ser el único monumento patrimonio de la Humanidad, que no la tiene».
En la línea de dignificar el acceso, Tello baraja la idea de recuperar las «covetes» de la iglesia de los Santos Juanes, cerradas y sin uso desde hace años, para ubicar allí las taquillas y servicios complementarios del monumento, como guardarropía o una tienda. Las «covetes de Sant Joan», ubicadas frente a la Lonja, bajo la terraza de la portada barroca de la iglesia, fueron puestos de venta de la plaza del Mercat.
El ayuntamiento pidió informes en 2018 a Cultura para analizar la posibilidad de expropiar o comprar las cuevas, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII y que en la actualidad están en manos de propietarios particulares y entidades financieras.
Tello ya habría instado a los responsables del área de Patrimonio a tramitar su adquisición. La recuperación de estos puestos, muy degradados, está incluida en el proyecto de reurbanización de la plaza de Brujas y el Mercat, impulsado por el ayuntamiento y la Conselleria de Política Territorial, y cuyo concurso de ideas ganaron las arquitectas Elisabet Quintana y Blanca Peñín con su propuesta «Confluencias», que entre otras cosas plantea rebajar el nivel de acceso de las «covetes» de los Santos Juanes, a través de una urbanización con terrazas y grandes escalones.
