La Catedral de Valencia presentó ayer el estudio y catálogo actualizado de la colección de su valiosa colección de incunables, la tercera más importante de la Comunitat formada por 117 ejemplares, 18 de ellos ejemplares únicos, como una bula de indulgencias de la Santa Cruzada de 1495.El trabajo, realizado por los profesores del departamento de Historia de la Antigüedad de la Universitat de València, José Vicente Boscá y Mª Luz Mandingorra, describe y analiza en detalle los incunables de la Seo.

Los incunables son libros impresos entre la segunda mitad del siglo XV y el año1500, en la transición del libro manuscrito al impreso, cuyas características de edición y decoración los convierten en ejemplares únicos, libros «raros», y muy apreciados.

El nuevo catálogo de incunables de la Catedral, titulado «Incunabula in archivo sedis Valentinae asservata» revisa y actualiza el que había de 1951, que a su vez se basó en los inventarios existentes desde el siglo XVI. Su elaboracion ha costado cinco años y será un referente para los investigadores, destacó ayer durante la presentación de la obra el deán de la catedral, Emilio Aliaga, quien subrayó la voluntad del cabildo de abrir su patrimonio bibliográfico y documental a los investigadores.

Y es que en la colección de incunables de la catedral, joya de la que fue la biblioteca secreta de la catedral, es ahora más accesible que nunca para los investigadores. La biblioteca de la Catedral, en la que se custodían miles de libros, legajos y manuscritos de gran valor, que se salvaron del incendio de la Catedral en 1937 que es consultada por gran número de investigadores.

Los incunables de la catedral son ejemplares excepcionales «de gran valor cultural, histórico, bibliófilo y bibliográfico» que se corresponden a 85 ediciones, la más antigua de 1.468. E

Los investigadores han analizado el contenido, las anotaciones, la decoración y las marcas de propiedad de los volumenes, algunos de los cuales fueron objeto de los procesos de «expurgo» o censura como el que se llevó a cabo en 1640 y que dejó huella en uno de los incunables de historia de la Catedral de 1945 donde aparece borrado el apartado dedicado a la figura de la «papisa juana».

El análisis de Boscá y Mandingorra revela un rasgo compartidos de las colecciones de incunables españolas que es la producción en imprentas foráneas. Los de la Catedral se editaron en 18 ciudadanes de las que solo tres son españolas, en concreto, Sevilla, Toledo y València.

La elaboración del catálogo ha permitido dar a conocer piezas de excepcional singularidad en el conjunto de las colecciones españolas donde, según apunta el experto en catalogación de incunables, Julián Martín Abad, que prologa la obra de Boscá y Mandingorra, todavía existen importantes lagunas.