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Polución

Los gases contaminantes bajan en València pero se estancan las peligrosas micropartículas

València per l'Aire critica que se superen los niveles medios que la OMS señala como saludables y pide medidas globales de restricción del tráfico

Los gases contaminantes bajan en València pero se estancan las peligrosas micropartículas

La ciudad de València continúa superando los valores que la Organización Mundial de la Salud (OMS) marca como saludables en cuanto a calidad del aire. Aunque en gases como el dióxido de nitrógeno (NO2) se registra por segundo año consecutivo un descenso en las mediciones, esa tendencia a la baja no se cumple en partículas tan contaminantes y nocivas para el ser humano como las PM10 y las PM2,5. La media es reveladora en ambos casos, pues en el primero se sitúa en un 21,6 en 2019 cuando el límite anual no debería sobrepasar 20,0 mientras que en el segundo, cuyo origen está principalmente en los vehículos de motor diesel, València reflejó un 14,1 frente al 10,0 aconsejable para la salud. Los datos coinciden con un reciente informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), donde ya se señalaba que en València las partículas en suspensión están por encima de los límites y recomendaciones de la OMS.

Para València per l'aire la bajada en la emisión de gases contaminantes «no es suficiente». «Aunque se ha reducido un 1,7 % el tráfico, hay que ir a acciones más globales, con medidas que afecten a toda la ciudad de forma generalizada», señala José Manuel Felisi, portavoz de la plataforma que reúne a colectivos sociales, vecinales, educativos y ecologistas. En plena polémica por la futura eliminación de un carril en la calle Colón a favor de la EMT, Felisi aboga por «restricciones directas al coche privado».

Desde el colectivo se confía en que la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad realice una apuesta decidida por un transporte sostenible. «El conseller España está muy concienciado con este problema que es de salud pública, solo falta que ahora las palabras se traduzcan en acciones», según Felisi. En su opinión, València ciudad continúa «con un exceso de plazas de aparcamiento que superan los vehículos censados».

Además, reclama medios públicos eficientes que incluyan conexiones con los polígonos industriales. También limitaciones a los vehículos más contaminantes con peajes urbanos como ocurre en Londres, Estocolmo o desde el pasado enero en Barcelona. La ciudad condal ha instaurado un área protegida de más de 95 kilómetros cuadrados por donde no pueden circular los vehículos que no disponen del distintivo ambiental de la DGT.

La estación de València centro

Los datos oficiales muestran que los medidores situados en el Bulevar Sud y València Centro, este último una reclamación histórica, son los que arrojan mayor contaminación diaria tanto en gases como en partículas en suspensión. Los números, según Felisi, no mienten constatando que se supera el umbral recomendado por la OMS (los valores legales son mucho más elevados). La nueva estación de control medioambiental en la plaza del Ajuntament, que se instaló a finales de 2018, permite un diagnóstico más preciso y próximo de la calidad de aire al ser considerada un área clave por el alto nivel de tráfico que registra. València llegó a contar con dieciséis estaciones que medían la polución, pero que el Partido Popular redujo a diez en 2005, reubicándolas en zonas con poca afección del tráfico rodado.

Un 10 % más de exposición entre los peatones y los ciclistas

Quienes se desplazan a pie o en bicicleta reciben un 10 % más de exposición a partículas que los que lo hacen en coche, según la Organización de Consumidores y Usuario, aunque en conjunto no hay grandes diferencias por los picos muy altos que pueden recibir los conductores. La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que en 2018 se produjeron 518.700 muertes prematuras relacionadas con los contaminantes atmosféricos, con aumento de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares especialmente. La Delegación de Calidad del Aire tuvo que activar en enero el Protocolo de contaminación por la elevada presencia de partículas PM10 tras superarse el promedio diario de 50 µg/m3. Algo que ocurrió en las estaciones Molí del Sol y Pista de Silla. La culpa la tuvo una borrasca procedente del norte de África que generó una lengua de polvo del desierto, aunque no se prohibió el tráfico.

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