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Medio Ambiente

Seis especies de vegetación desaparecidas vuelven a colonizar más del 85 % de l'Albufera

La mejora en la calidad y transparencia del agua permite la recuperación de macrófitos tras el colapso ambiental de los años setenta

Seis especies de vegetación desaparecidas vuelven a colonizar más del 85 % de l'Albufera

Seis especies de vegetación acuática, prácticamente extinguidas en l'Albufera desde la década de los años setenta, vuelven a colonizar más del 85 % de su superficie. Brossars, asprellars o barrellars, conocidos científicamente como Myriophyllum, Potamogeton o Charas, ocupaban cerca de las dos terceras partes de la laguna hace más de cinco décadas. Así lo acreditan los fotogramas realizados por un Beechcraft-AT-11, un avión de doble hélice de las fuerzas militares estadounidenses que entre 1956 y 1957 se dedicó a cartografiar la península ibérica desde el aire.

Aquella rica muestra de biodiversidad desapareció en la década posterior con el colapso ambiental que provocaron la contaminación industrial, agrícola y los vertidos urbanos. Una desmesurada proliferación de bacterias, sumada a la turbidez del agua, acabó con una población de macrófitos que ahora empieza a recuperarse. Con la mejora de los sistemas de saneamiento y la reducción de los vertidos, desde 1997 a 2014 vuelven a verse muchas de estas plantas, especialmente en primavera. Pero es a partir de 2016 cuando se aprecia un importante incremento tanto en distribución como en superficie de ocupación, tal como confirman los técnicos del Servicio de Devesa-Albufera.

Si en la primavera de 2015 se detectan muestras en veintiséis de las cuarenta y una cuadrículas en que se distribuye el lago, un año después aparecían ya en treinta y cinco. De las seis especies vegetales detectadas: Ceratophyllum demersum, Potamogeton crispus, Potamogeton nodosus, Potamogeton pectinatus, Najas marina y Myriophyllum spicatum, las tres últimas son las más abundantes. La situación se repite con el espacio colonizado por las plantas, que en primavera de 2016 alcanzó una extensión de 9.470 m2.

Potamogeton pectinatus alcanza su punto máximo en primavera de 2016, tanto en ocupación como en distribución. Sin embargo, desaparece casi totalmente a principios del verano, «seguramente debido a su mayor sensibilidad a los efectos derivados de los tratamientos en el cultivo del arrozal». Najas marina se detecta por primera vez en primavera de 2016, concentrándose en el suroeste de l'Albufera, junto al tancat de Grau de la Foia. En otoño, se extiende al resto del lago pasando, de dos cuadrículas con presencia de plantas a veinticuatro.

Áreas de paso limitadas

El resto se encuentra de forma puntual y en muy poca cantidad. La desembocadura de la acequia de Overa es donde se observa una proliferación importante, sobre todo de Myriophyllum spicatum. Al tratarse de una zona de paso de gran cantidad de embarcaciones de recreo, el Ayuntamiento de València estableció en abril de 2016 un área de exclusión para limitar su paso y favorecer su desarrollo.

Como ya publicó Levante-EMV en mayo del año pasado, la contaminación por nutrientes orgánicos bajó entre 2015, 2016 y 2017 por primera vez en veinte años. La reducción de los valores medios de clorofila y un aumento de la transparencia del agua han sido algunos de los factores ecológicos en la recuperación de vegetación acuática en el humedal. «En la actualidad es frecuente alcanzar los 30 centímetros de profundidad, lo que se traduce en 60 centímetros de zona fótica, es decir aquella en la que llega más del 1 % de la luz incidente, aprovechable por la vegetación sumergida», explican los técnicos. Entre 2015 y 2016 se alcanzaron transparencias medias anuales de 31,4 cm y 29,1 cm de profundidad.

La fragilidad de estas plantas quedó demostrada cuando con los resultados de los primeros ensayos para su reintroducción entre 2001 y 2002. El objetivo era estudiar su evolución en condiciones controladas y averiguar los posibles efectos de la calidad de las aguas, la presencia de peces y las características del lago que pudieran imposibilitar su regeneración. Se realizaron plantaciones experimentales hasta en diez estaciones diferentes, todas ellas junto a las matas y en distintos puntos. Se construyeron cercados para evitar la predación y los que se colocaron fuera desaparecieron en poco tiempo. Al mantenerse el carácter eutrófico del enclave, finalmente desaparecieron todos.

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