El futuro jardín que se construya en el solar de Jesuitas será municipal, abierto e integrado en la red de jardines de la ciudad. No será una ampliación del Jardín Botánico, aunque sí será un jardín de transición entre éste y el Jardín de las hespérides. El hilo conductor será la agricultura urbana entendida desde un punto de botánico, con especies autóctonas y algunas en peligro de desaparición. Y en su financiación el ayuntamiento tendrán «un peso importante», dejando para la Universitat un papel más técnico y didáctico.
Estas son las líneas maestras que enumeró ayer el vicealcalde de València, Sergi Campillo, tras su reunión con el vicerrector de la Universitat de València, Justo Herrera, y sus respectivos equipos técnicos. En ese encuentro se desbloqueó la situación y se establecieron nuevas bases para este solar en el que los vecinos impidieron la construcción de un hotel.
Ahora el solar de Jesuitas no servirá para ampliar el Jardín Botánico, cuya gestión corre a cargo de la Universitat de València. Habrá una gestión compartida pero será, según el vicealcalde, «un jardín municipal, abierto al público e integrado en la red de parques y jardines de la ciudad».
La idea es que este nuevo jardín sirva para integrar de una forma coherente el Jardín Botánico y el Jardín de las Hespérides, una joya casi oculta y bastante desconocida para a ciudadanía. Y para ello «la agricultura urbana tendrá un peso importante», dijo Campillo. «No estoy hablando de huertos urbanos, no. Hablo de agricultura urbana desde el punto de vista botánico, con especies autóctonas, especies desaparecidas, etc», precisó.
Sergi Campillo recordó que esta zona situada entre el cauce del río y la Gran Vía Fernando el Católico era una zona de huerta siglos atrás, de manera que puede conectar bien con el Jardín Botánico, el más antigo de España, y con el Jardín de las Hespérides, que aunque es nuevo tiene un fuerte componente histórico y elementos arbóreos de la tierra, sobre todos naranjos.
«Puede ser una buena transición, un jardín de agricultura urbana en el que habrá técnicos permanentes cuidándolo», explicó el vicealcalde, quien aseguró que «lo que no tiene sentido es reproducir el jardín botánico histórico. Hay que adaptarse a la realidad actual y que la propuesta sea coherente en todo el espacio».
Para que esto sea así, la Universitat de València aportará la parte didáctica del jardín, con la colaboración de sus técnicos en las bases que deben encauzar el proyecto. Es más, la idea es que las rutas guiadas por el Jardín Botánico puedan incluir también su paso por este jardín.
La cuestión final es quien paga esto, porque en principio iba a ser la Universitat de València quien ampliara el Jardín Botánico y el ayuntamiento quien pusiera el suelo. Ahora eso también ha cambiado y aunque no está decidido el modo de afrontarlo, Campillo admite que «el ayuntamiento tendrá un peso importante».
