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Hallazgo

Unas obras sacan a la luz el rótulo de una academia de la posguerra

La galería de Doctor Sumsi mantendrá a la vista la memoria de la Academia Liceo Español

La sede de Imprevisual Galería exhibe los rótulos de la antigua academia. a. rosell

Apareció de repente. Picando, picando la fachada. «Por hacerle un favor al albañil, de ir adelantándole el trabajo». A veces una actuación normal, rutinaria, doméstica, saca a la luz un tesoro. Un vestigio del pasado. En el número 35 de la calle Doctor Sumsi también ha pasado esto. Es un retazo de la historia de la ciudad, pero una realidad absoluta.

Unas obras destinadas a reparar unas filtraciones de agua en el inmueble donde se encuentra la Galería Imprevisual ha sacado a la luz la rotulación de una antigua Academia Liceo «que por las trazas parece que era, exactamente, Academia Liceo Español». Un espacio pedagógico que servía para todo en la España de la posguerra. Con unas letras tan características que el propietario, Arístides Rosell, ha decidido que «van a quedar a la vista». Sobre todo, cuando las experiencias han empezado a acumularse. «Por ejemplo, que haya pasado gente, ya mayor, con su bastoncito, y te hayan dicho emocionados que habían estudiado ahí».

«Cuando salimos tras el confinamiento vimos que había filtraciones en la fachada. Y cual no sería nuestra sorpresa cuando, al quitar las capas de pintura, nos empieza a aparecer una letra, y luego otra, y otra...». Tras décadas de ocultación, sale el recuerdo.

Enseñanza de día y de noche

El rótulo deja bien claro que era un lugar para aprender y hacerlo todo el día. Porque en el mismo se lee «Parvulario», «Primera Enseñanza» y «Bachillerato», con servicios nocturnos. Tiempos de aprender las primeras letras o de tratar de abrirse camino aprendiendo algo nuevo cuando la jornada de labor, seguramente sufrida, había tocado a su fin.

A Arístides le ha cautivado la historia y ha profundizado en ella. «Me han explicado que esto serían centros de enseñanza que abrirían de forma particular los profesores que, tras la Guerra Civil, no tuvieron acceso a la Escuela Nacional, y cubrían con estas academias tanto la forma de ganarse la vida como cubrir espacios que hacían falta». Los llamados depurados. Nada que, posteriormente, con el paso de las décadas, no continuara, tanto con las guarderías como con las «clases de repaso». Ahora se llamaría espacio multidisciplinar.

Lo cierto es que el letrero rezuma antiguedad. «Soy diseñador gráfico y por los tipos de letra empleados tengo que datarlo en unos 70 años». Ya sabía que, antes de convertir el inmueble en lo que es ahora, Imprevisual Galería -un espacio para exposiciones, talleres y actividades culturales- aquello había sido un lugar pedagógico. «Cuando entré hace 16 años encontré recibos de esos que se expedían cuando se abonaban las cuotas mensuales». Después ya ha venido la gente con sus testimonios. Incluso una artista conocida suya (es el director de la bienal RussafArt), «me dice que cree que su padre fue el autor de esos rótulos. No lo quiero dar por hecho porque está en proceso de investigación».

A pesar de que puede llevar a confusión, Arístides va a mantener a toda costa los rótulos pintados. «Es que esto es arqueología de pared. Te está contando una historia, la de una sociedad y su gente, y es una huella que deja el paso del tiempo». Pero también tiene que poner los reclamo de su propio negocio. «Pero las letras se van a quedar a la vista y quiero incluso ponerle una placa explicándolo». Para que la historia no se desmemorie.

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