Las cancelaciones festivas se llevan por delante elementos comunes (orquestas, pirotecnia...), pero también algunos hechos diferenciales de gran valor. Por ejemplo, «les corregudes de joies», que debían haberse celebrado primeros de mes. Este año, sin embargo, los caballos tendrán año sabático en su vertiente deportiva. Lo confirma uno de sus alma mater, Julián Alagarda, que lo justifica en la imposibilidad de garantizar la separación del público: «Va mucha gente y no se pueden guardar las distancias». Más en un espacio que no ocurre como en los hipódromos de Madrid y San Sebastián, donde sí que hay temporada de carreras con aforo limitado. «Además, las carreras tienen razón de ser en el contexto de las fiestas de Pinedo, y éstas no se celebran». Esto lleva consigo también otras salvaguardas, como «el seguro, que va incluido con el general de las fiestas, o la gratificación que daba el ayuntamiento».
A «les joies» (pruebas de corta distancia, con los jinetes montando sin silla y que Ciudadanos lleva años persiguiendo que sean declaradas BIC) les pasará en este sentido como a las carreras de Sanlúcar de Barrameda, también canceladas. Los caballos valencianos, al no ser «atletas profesionales», como sí que son los purasangres de hipódromo, tendrán que seguir dedicándose a su labores de campo sin medir sus fuerzas.
