La calle Juan Verdeguer era, antaño, una calle degradada, con antiguas naves industriales desvencijadas. Se convirtió en vía rápida y antes de que cayeran bajo la piqueta, los edificios singulares han conseguido ser reconvertidos a espacios útiles. Y así aparecieron Las Naves, La Mutant y, junto a una nave que sigue siendo asentamiento chabolista, está creciendo ya La Farinera. La antigua fábrica de harinas y piensos (conserva la gigantesca tolva) se convertirá en la versión dedicada a la economía y el emprendimiento del espacio de Innovación que suponen Las Naves y la posible futura capitalidad europea. Ayer, la vicealcaldesa Sandra Gómez visitó las obras de reforma del edificio, que empieza a ser cambiado de arriba a abajo para transformar un espacio fabril en una nave inteligente, con todas sus dependencias reparceladas y acondicionadas a la modernidad, sin dejar por ello de mantener algunas de sus centenarias trazas.

En 2021 debería estar ya finalizado y puesto en marcha. El proyecto cuenta con una inversión de tres millones y medio de euros, «que hacemos en un momento en que es importante que los recursos públicos pongan en marcha el motor económico de la ciudad».

La vicealcaldesa no desaprovechó para defender la política de recuperación de este tipo de ingenios y de criticar el pasado. «Con acciones como ésta se rehabilita y regenera nuestro patrimonio industrial, muy abandonado en los últimos 20 años y que, poco a poco, estamos recuperando, como con La Aceitera de Marxalenes, La Cerámica y también con iniciativas privadas como Bombas Gens. Es un rescate para la memoria colectiva». El edificio, que está a punto de cumplir su primer siglo de existencia, empezó a regenerarse a mediados de década, después de que, en 1999, dejara de funcionar como fábrica y, por el camino, perdiera algunos de sus emblemáticos silos y amenazara ruina. Tras años de parón, ahora ya se han reactivado definitivamente las obras con el objeto final de que aquellos que tengan una idea o proyecto brillanteen materia económica o emprendedora puedan desarrollarla en sus vetustos, aunque recuperados, interiores.